La vida puede cambiar por completo cuando, por casualidad, se contempla un asesinato y el testigo y el asesino se contemplan perfectamente, desde ese mismo instante los proyectos de futuro de ambos son diferentes, el del asesino suprimir de un plumazo todas las pistas que puedan dar con él, el del testigo esconderse a toda costa para salvar la vida.

Norman Foster saca delante de forma acertada una historia conformada por el azar pero perfectamente posible, la antigüedad de la película (1950), el blanco y negro y la abundancia de escenas nocturnas le confiere al film un halo de misterio.

Perfecta Ann Sheridan en su papel de esposa desesperada que debe de enfrentarse a los problemas que se cruzan en su camino y que solo puede superar con arrojo y determinación.