Descubrí esta película casi por casualidad cambiando de canal, me llamó la atención porque era un título que desconocía por completo, a pesar de la popularidad de Alfredo Landa.

La simple presencia del actor protagonista, anima a ver la película. En la que este monstruo, este genio, este titán de la escena consigue dar soporte artístico y mantener el tono de una prototípica españolada.

Pero bajo este sello tan denostado, y aparentemente sinónimo de cine ramplón, hay auténticos momentos verdaderamente geniales.

Las escenas de la institución de rehabilitación de mujeres o la farmacia, son momentos desternillantes, dignos de ser clásicos del humor. El uso de viñetas y animaciones también le da un toque interesante.

Con todos los personajes se refleja la idiosincrasia de la España de los 60 con las distintas mentalidades sociales que convivian en la España del tardofranquismo.

Laly Soldevila también consigue en todo momento estar a la altura, en su papel de esposa tradicional. Con momentos interpretativos brillantes. El resto del reparto cumple su función correctamente.

Muy recomendable y amena, siempre que el espectador sea consciente de las características del producto cinematográfico.