Habrá quien diga que se debe ser un enfermo mental para admirar una película como esta, habrá quien diga que la pornografía es el género cinematográfico más cercano en el que puede encajar semejante creación (como si esto fuera peyorativo); sin embargo Ken Park es más transgresor que la mera pornografía, va más allá, puede dar asco y crear repulsión porque lo que cuenta rebosa credibilidad, es simplemente una porción de realidad puesta ante nuestros ojos, por eso habrá para quien sea preferible taparse la cara o mirar hacia otro lado, no vaya a ser que se empiece a pensar que existen personas así en el mundo, gente con la que nos cruzamos con la calle, quien sabe si puede que hasta una parte de nosotros mismos que reprimimos porque no podemos aceptar tamaña aberración.
Aunque era una empresa dificultosa Ken Park resulta aún más impactante que Kids, si bien ambas están cortadas con el mismo patrón, hechas para ser odiadas o enaltecidas.