Buena, muy buena película de terror, partiendo de una historia a priori previsible y ya tratada en alguna que otra producción (“La profecía 1976”, “El buen hijo 1993”, y “Mala semilla 1956” y por aquello de quitar hierro al asunto y como contrapunto, “”Este chico en un demonio 1990”, me vienen a la cabeza en este momento), Jaume Collet-Serra logra imprimir una atmosfera y un ritmo que sin trucos efectistas (buena banda sonora y lo justo y necesario de sangre) te mantiene pegado a la pantalla en creciente tensión durante su largo metraje, produciendo esa agradable sensación para el aficionado al cine de terror de una cierta ansiedad por que la historia avance, a la vez que cuando esto empieza a suceder comiences a paladear fotograma tras fotograma al sentir que estas asistiendo a algo, si no único, si muy difícil de encontrar en una cinta de estas características, cosa a la que indudablemente contribuye lo acertado del casting (la niña esta, Isabelle Fuhrman, que da miedo hasta con su apellido, es todo un descubrimiento) y una dirección realmente buena a la hora de conjugar los elementos del buen e imaginativo guion (según van encajando las piezas gana enteros a paso agigantados) y hacer correr la acción sin rellenos ni concesiones (lo cual tiene un indudable merito cuando hablamos de casi 2 horas), hasta el bien resuelto final de la historia (a la vieja usanza, sin moderneces de “auteur”).
O mucho me equivoco o desde ya se puede hablar de Jaume Collet-Serra como un muy buen director (cosa que ya apuntaba en “House of Wax 2005”), de momento habrá que para saber si estoy en lo cierto (apostaría 1 euro sin dudarlo) a su próximo proyecto en preproducción (con un poco de suerte será una realidad en 2011) titulado “Unknown White Male” con Liam Neeson en el casting y Joel Silver en la producción.