Todo esto a modo de presentación durante los primeros minutos de metraje, a partir de aquí con padre e hijo (este vestido con 1 de las 4 cazadoras que empleo Steve McQueen en "La gran evasión" que el padre tenía guardada para él), tenemos una muy entretenida y emotiva road movie, divertida en los trapicheos y fullerías de un padre que ha configurado el viaje para comer, proveerse de gasolina y dormir gastando como mucho 5 dólares al día (los del título), ya que tanto el coche (un Chrysler PT Cruiser rosa con publicidad) en el que viajan como los gastos anteriormente mencionados los va solventando Nat con vales de promociones y mucha labia y cara dura, rutina en la que se nos revela como un consumado experto (creo recordar que hace tiempo leí algo en la red sobre los métodos para conseguir muestras y cosas gratis), y emotiva en lo que tiene de viaje de descubrimiento en la relación padre/hijo, con el padre sacudiendo la vida de sus hijo, y este revelándose como digno hijo de su padre al sacarle de algún entuerto, y a través de la catarsis que para él está suponiendo el viaje, conocerse a sí mismo, respetar y querer a su padre, y que su esposa y el espectador también lo haga a través de los cortos mensajes (ya saben, prepagos de promoción) que la va dejando en el contestador durante el viaje (además de lo interesante y entretenido del pasado padre/hijo que vamos descubriendo durante sus conversaciones y peripecias en el camino).

Súmese ese acertado y potente giro de guión - con Peter Coyote de por medio - que da paso a un final de esos que te humedecen los ojos con su mezcla de diversión y emoción, y tenemos una de esas joyitas a descubrir, ejemplo de buen cine independiente, con un delicioso guión que recuerda a otros tiempos en la descripción de trapisondas, escrito por los para mi desconocidos, Neal H. y Tippi Dobrofsky, y un buen trabajo en la dirección del fiable Nigel Cole ("El jardín de la alegría 2000" y "Las chicas del calendario 2003"), que además de regalarnos a un esplendido Christopher Walken alegrándonos el día en cada una de sus escenas a los rendidos admiradores de este gran actor (aquí tienen a uno), un Alessandro Nivola dándole mas que bien la réplica, contiene unos deliciosos minutos que por sí solos harían imprescindible su visionado, en los que podemos disfrutar de una guapísima sensual y deliciosa Sharon Stone (a mi juicio nunca ha lucido tan guapa y sensual en una pantalla, como aquí en sus esplendidos 50 años) regalándonos un personaje versión femenina del de Christopher Walken.

En resumen, una de esas joyitas de cine independiente que aparecen muy de vez en cuando (son muchas las llamadas y pocas las elegidas con tan manida y socorrida denominación), de obligada visión y disfrute.