De entrada, resulta curioso que una novela de tanto éxito editorial como la escrita por Noah Gordon, haya tardado tanto en ser adaptada a la gran pantalla. Ignoro si el grado de reticencia del autor a ceder los derechos a alguna productura ha tenido algo que ver. Hay que tener en cuenta que pese a sus éxitos editoriales, de momento esta es la única novela del autor adaptada, y además es el firmante del guión. Posiblemente, reticencias al margen, uno de los principales motivos sea que el viaje iniciático de un joven británico hasta Isfahan en su afán por convertirse en un médico, evoca un tipo de cine de aventuras que ya en los años 80 estaba en desuso. De hecho, las aportaciones de los últimos años que han intentado mantener ese espíritu han surgido fuera de Hollywood.

De esta orma, no es casual que la producción sea más bien europea, alemana concretamente, y su realizador el germano Philipp Stölzl cineasta poco conocido. También el reparto es bastante internacional, con Tom Payne en el papel de Rob J. Cole, y la colaboración de Olivier Martínez y Ben Kingsley que interpreta al mítico médico persa Ibn-Sina (Avicena para los europeos). La participación del escrito en el guión garantiza al menos una adaptación bastante fidedigna en la que se mantiene el espíritu del libro al mismo tiempo que se intenta acentuar los aspectos más épicos del relato, pese a que en la novela no hay grandes batallas ni mucha acción. Aún así, desde mi punto de vista, se podría haber aprovechado más la postura integrista del grupo de los selyúcidas, opuestos claramente a la opulencia y hedonismo del sultán persa (interpretado por Martínez) y trasladarlo a situaciones más contemporáneas. También está muy rebajado el relato de los judíos mientras que la parte cristiana, al menos en los momentos de juventud de Cole en las Islas Británicas es prácticamente inexistente. Quizás el hecho de querer agradar a todos por igual han hecho que se limasen cualquier aspecto que pudiera ofender alguna conciencia.

Con todo, y pese a los escasos medios, se trata de un film entretenido que quizás hace varias décadas hubiera encajado perfectamente, pero que en los tiempos actuales queda como un vano intento de emular el cine de aventuras de la época clásica. En general la realización es prácticamente plana, y los personajes son unidimensionales, retratados sin muchas ambiguedades ni dobleces, aunque hay que decir que son tal cual aparecen en la novela por lo que tampoco ha habido un esfuerzo a intentar presentarlos de una forma más "moderna". Posiblemente una novela tan famosa como la que escribió Noah Gordon merecía algo más, aunque también hay que decir que, sin desmerecer el escrito, no había mucho más en él como para hacerlo más atractivo al público. La escasez de medios en esta ocasión juega en contra del resultado final, puesto que con más "fuegos artificiales" y una buena campaña de márqueting sin duda las salas se hubieran llenado más.

Claro, que entonces nos quejaríamos de la escasa fidelidad al libro, la exegeración de algunos pasajes, etc, etc. Está claro que nunca llueve a gusto de todos.