En los últimos años la palabra “inmigración” es una de las más repetidas a todos los niveles (prensa, radio, televisión, conversaciones, etc).

Quizás sea esta la motivación del director Emmanuelle Crialese, al mostrarnos en toda su dimensión el éxodo de italianos hacia los Estados Unidos a principios de siglo XX. El director busca claramente el paralelismo entre sus compatriotas en busca de la llamada del “nuevo mundo”, y los inmigrantes africanos o asiáticos que igualmente se hacinan en barcos (por aquí son pateras) en busca de mejores condiciones.

El film recuerda en mucho a las escenas que filmara Coppola en la segunda parte del Padrino, sólo Crialese se recrea especialmente en el momento en que los inmigrantes son retenidos en la isla de Ellis y allí tienen que pasar una criba. Aunque antes, no nos ahorra las escenas de la salida de Italia, ni las del viaje en barco. El film tiene una clara voluntad de ser una película coral de cómo se despierta bruscamente del mal llamado “sueño americano”, y que desde luego todo el trayecto no fue ni mucho menos un camino de rosas.

El film cuenta con una estupenda ambientación, y un buen reparto coral en el que no destaca ningún actor por encima del otro. Y de paso nos recuerda que “inmigración” no es precisamente una palabra que se haya inventado hace poco.