Sidney Lumet dirige este buen drama familiar en el que las siempre difíciles relaciones entre padres e hijos y las punzadas de la adolescencia se suman a una interesantísima reflexión sobre los errores de juventud y cómo una única acción reprobable (¿y muy desafortunada, quizás?) puede marcar no sólo el resto de la vida de quien la comete, sino también la de sus hijos.
Y por supuesto, queda para el recuerdo la gran interpretación de River Phoenix, la más celebrada de su breve pero muy intensa carrera, por la nominación a los Globos de Oro y los Oscar que consiguió. Su manera de mirar, su naturalidad, la fuerza y el carisma que desprendía su presencia en la pantalla y su innegable talento hubieran merecido sin duda toda una vida para seguir deleitando a los aficionados. Maldita droga. RIP, River.

Lo mejor: Su fondo y River Phoenix.
Lo peor: Es un poco lenta.