Antes de convertirse en princesa teen de Disney (Ponte en mi lugar, Chicas malas, Quiero ser superfamosa, Herbie, etc) y mucho antes de caer en el infierno de las drogas, las parties y el famoseo más ridículo y espantoso, Lindsay Lohan debutó en el cine convirtiéndose, por partida doble, en la niña de oro de todo el mundo.
Tú a Londres y yo a California es una inofensiva comedia familiar llena de buenas intenciones y momentos de humor interpretados con desparpajo por Lohan, que siempre ha sido una intérprete bastante más interesante de lo que sus numerosos problemas personales le han dejado demostrar y aprovechar (aprovechen y véanla en Bobby, la excepcional película de Emilio Estévez). Dennis Quaid y la tristemente desaparecida Natasha Richardson cumplen bien su papel dando vida a los padres de estas Hallie y Annie que, para quien no le pida peras al olmo, resultan de lo más simpáticas.
Obviamente no es una obra maestra del cine, pero da lo que promete.