Que Casper no es una maravilla de película está claro, pero para cualquiera que fuera niño en los 90 o que la vez con ojos de niño, sí es un bonito recuerdo y una opción la mar de digna para pasar la tarde. Es entretenida, simpática, divertida y tierna, y la protagonista es una Christina Ricci entonces en proceso de convertirse en la niña/adolescente más rara del cine, especializada en roles fantasmales o tétricos, gracias a La familia Addams, Sleepy Hollow y esta película (a estas alturas ya ha sido ampliamente superada por Chloë Grace Moretz, que la gana de sobra con niñas licántropas, asesinas múltiples, vampiras y demás roles tenebrosos).
Una de esas cintas llenas de buenos sentimientos y ánimo de hacerlo pasar bien a pequeños y mayores que se ven con facilidad y desprenden ilusión y encanto.

Lo mejor: Su encanto
Lo peor: Que no es nada del otro jueves y no resiste muy bien el paso del tiempo