Quería ver más cine y menos documental. Porque así venía en la ficha de la cinta.
Me gustaría que se me entendiera. Valoro el cine denuncia, el cine de nuestra historia reciente.
La cinta se ciñe a los hechos. Casi sin personajes. Casi sin desarrollo. Casi sin vida.
Desde el minuto 1 conocemos de qué va. Conocemos también el final, nos lo han dicho. Desde el minuto 1, si no nos dan alguna sorpresa, no tenemos nada, desnudos como los protagonistas.
Hay muchas películas carcelarias que denuncian. Las denuncias parece que se pierden, los hechos se repiten.
En esta crónica, hay mugre, suciedad, violencia, odio. Y no mucho más. Es lo que te queda cuando llegas al último minuto.
La injusticia se sigue repitiendo, cada minuto, cada segundo, también en el momento actual. ¿De qué sirve la denuncia sin conciencia?
Si te gustan los slashers, el gore, el horror tremebundo... también puedes disfrutar de la "Crónica". Porque adrenalina no le falta.
No vas a conocer a las víctimas, no vas a conocer a los verdugos. Cárgate de odio y ya está.

Quiero que se me entienda, la historia es terrible, no puede quedar impune. Pero va a quedar impune, cómo no.
Me gustó El expreso de medianoche. Porque sentí las ganas de vivir del protagonista, su deseo irrefrenable de redención.
En esta crónica sólo recuerdo las lágrimas y los moratones.

¿Se me entiende? Precisamente no veo cine para entretenerme. Pero aunque sea sumida en la oscuridad, me gusta respirar algo de vida. Un 5.