Life Aquatic es la última marcianada de Wes Anderson. Tras aquella excéntrica familia de genios que eran los Tenembaums, ahora nos presenta a un grupo de exploradores liderados por Bill Murray que se embarcan por última vez para vengar la muerte de un miembro del grupo, devorado por un tiburón.
Life Aquatic es una nueva extravagancia del peculiar Anderson, pero, como suele ocurrir con este director, sus películas comienzan siendo una rareza, una búsqueda de originalidad a toda costa, para, sin darnos cuenta, introducirnos en una historia muy bien trazada, con una coherencia interna indiscutible y llena de reflexiones y sentimientos sinceros. Tras esa explosión de colorido y situaciones surrealistas, se encuentra una historia que gira en torno a las relaciones personales y a las actitudes humanas frente a la adversidad. Life Aquatic llama la atención en un principio por su colorido casi de dibujo animado, sus peculiares personajes y la mirada malévola con que Anderson los observa, su banda sonora, en fin, que parece una homenaje entre infantil y demente de los viajes de Jacques Cousteau. Pero poco a poco la trama va tomando consistencia, consigue introducirnos en su particular mundo, hasta llegar a su bellísimo y emotivo final.
Life Aquatic no se parece a nada que yo haya visto anteriormente. Para los que busquen nuevas experiencias cinematográficas, ésta es su película. Su espectacular reparto y su original planteamiento son buenos avales. Y, sobre todo, es DIFERENTE, arriesgada, única. Una interesante propuesta.