En mi memoria, el "Drácula" de Coppola, memorable, emotiva, espectacular, y dos neuronas a la izquierda, "Frankenstein", de Branagh, estupenda, espectacular y muy digna como revisión del monstruo con corazón atormentado... y con una enorme sonrisa, arrastro a mi mujercita a la sesión de las 12:25, como ferviente visionador de múltiples y, a veces, mejores o, en su mayoría, peores versiones sobre la licantropía o el vampirismo (sí, me encantan las películas de vampiros, lobitos, zombies o bichejos mutantes, pero también hay gente que dice que Almodovar es un genio y no pasa nada...).

Pues comienza con una especacular fotografía, una ambientación soberbia, y tras unos veinte minutos, lo soberbio es el aburrimiento.

Una chapuza durante la cual, en algunos momentos, se intenta sobrecoger o sorprender al espectador con explosiones de sonido, con una historia familiar de medio folio estirada al máximo pese a ser previsible (normalmente odio leer esta palabra en otras críticas, pero en esta ocasión no se me ocurre otro adjetivo), con Anthony Hopkins haciendo su (perdón) puto papel de siempre, tan efectivo como cansino, y con un Benicio que corriendo erguido parece más el Jorobado de NotreDamme que un licántropo, y a cuatro patas, se asemeja a una locomotora con dientes (pero aún así, el agente Smith lo alcanza incluso atravesando mansiones de puerta a puerta), donde lo mejor para mí ha sido el pequeño palel de Geraldine Chaplin, quién personalmente nunca ha sido muy elogiada (ni criticada).


Lo mejor : el trailer (me encantó y me enganchó cuando fuimos a ver 2012)

Lo peor :
Que al salir de la sala (éramos 4 personas con nosotros 2) mi mujercita me pregunte: -¿Te ha gustado?-.
Y yo, quién se había empeñado en ver esta película, contestara: -Pues no-.
-Menos mal, vaya coñazo..., ¿no?- respondió.
-Pues sí... ¿una cervecita?- Dije, cambiando de tema e intentando olvidar la desilusión.



Wolf.