Un biopic con un rigor histórico correcto pero con una recreación de época bastante superficial, sobre todo porque apenas menciona a la Primera Guerra Mundial, algo clave en le Francia de principios del siglo XX. Además la vida de Séraphine es contada sin mucho lujo de detalles, y el final de su existencia no es correctamente explicado, tan sólo se da a entender que su devoción religiosa la enloqueció. El problema de Provost no es lo que cuenta sino cómo lo hace.

Yolande Moreau realiza una portentosa interpretación, y acompaña a un guión lleno de silencios capaces de inundar la pantalla. Sin embargo, esto no logra hacerme olvidar ese olor a un cine francés que no me gusta, ese aroma a nouvelle vague que siento cada vez que veo un fotograma de "Séraphine". Ese intento de mostrar un cine más "verdadero" y menos pretencioso, como el de los críticos de fines del '50.

La banda sonora, sin tener gran protagonismo, es de lo mejor que ofrece el film. La fotografía no destaca tanto como debería, no olvidemos que la naturaleza es la mayor fuente de inspiración de la artista francesa. El vestuario tiene una importancia mayor a la simple recreación de época, es el encargado de mostrar los diferentes cambios de status de la protagonista, buena ropa cuando logra el éxito, y mala cuando se halla en el fracaso. Lo que me pareció tremendamente desfasado es el make-up, pasan 20 años y a los protagonistas tan sólo le salen un par de canas.

"Séraphine" es, en definitiva, un interesante biopic de una artista poco conocida para quienes no tenemos gran contacto con la plástica, pero no pasa de eso, por lo que aunque el 2008 no haya sido un gran año para el cine francés, su victoria en los César me parece exagerada.

Lo mejor: la actuación de Moreau.
Lo peor: le falta adentrarse más en la vida de una artista que no todos conocemos.