Una de las obras maestras de Alfred Hitchcock, quizá no la mejor, sí una de las más populares. Con pocos elementos, sin vísceras ni sangre, el mago del suspense consigue crear una película espléndida de suspense que logra atrapar al espectador desde el principio. Muy apropiada la fotografía en blanco y negro, y muy lograda la música de Herrman.

Lo curioso es que la mayoría de los protagonistas tienen algo que ocultar, sus vidas ocultan algún misterio. El que entrega el dinero lo hace en efectivo porque se trata de dinero negro, la secretaria (compañera de la protagonista, y que es la hija de Hitchcock, en el último papel para su padre) oculta bebida alcohólica, la protagonista roba el dinero para emprender una nueva vida que la aleje de su pasado oscuro e insulso. Norman Bates es un psicópata.

La fascinación por lo desconocido, el pasado amenazador, el hurgar en la personalidad y sus propios límites, el voyerismo y la tensión sexual...todo ello está presente en la película que es mucho más profunda que una simple película de terror.