Shawn Levy nos demuestra que a veces uno no debe juzgar un producto antes de "probarlo". Y lo dice alguien que al ver el primer avance de este film lo tomó con tanta incredulidad y "quemimportismo" que me atreví incluso a catalogarla de inmediato como uno de los "futuros fracasos" de este 2021. Razones tenía de sobra e iban por la intrincada forma de presentar el film, pasando por la aparentemente "tonta" premisa de la que partía, y por supuesto, mi prejuicio hacia los juegos de video modernos, tipo "Battle Royale" como la famosa "Free Fire".

Sin embargo me he encontrado con una propuesta impecable en lo visual, presentando de forma bastante interesante una reflexión acerca del sentido de la vida de cada individuo (y como saber encontrarlo) y el maravilloso regalo que tenemos cada uno: Ser diferente. Hay fondo y forma en un film que se complementa de un curioso modo (bastante juguetón diría) y funciona a un nivel superior a otras propuestas similares (ni Ready Player One lo pudo hacer tan bien) e inclusive supera a muchísimos dramas "serios" que se han esforzado proponiendo la misma idea de un modo más directo, evidente (y hasta descarado a veces) tratando de conseguir empatía inmediata con el espectador, pero por lo general obteniendo todo lo contrario.

El reparto está encabezado por un "tontorrón" y adorable Ryan Reynolds que cumple dándole mucho carisma y corazón a un "NPC" (personaje no jugable en su idioma original) que descubrirá mucho a partir de "salirse" de lo habitual. Le acompañan la prometedora Jodie Comer, una actriz que este año definitivamente afianzó su carrera con este proyecto y "The Last Duel" de Ridley Scott. Por ahí se dejan ver también Joe Keery, Lil Rel Howery, Taika Waititi, Utkarsh Ambudkar, Britne Oldford, Camille Kostek, y una pequeña aparicion de Channing Tatum y Chris Evans hace un "cameo".

A veces uno recibe más por menos.