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darkman rating:
10
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February 16, 2023
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Demoledora, cruel, dura (durísima) impactante, crudísima, desoladora. Difícil cinta (pero al mismo tiempo posee un lirismo único) dirigida por Elem Klimov y producida en la ex U.R.S.S. para celebrar el 40 aniversario de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial.
Aquí veremos la historia de "Flyora", un chico de 14 años reclutado por partisanos bielorrusos para "combatir" en dicho conflicto y seremos testigos junto al joven protagonista de ese horror llamado guerra. Una vez que entramos junto a él ya no tenemos escapatoria. En primera persona exploraremos el lado más pútrido del ser humano, y del cual llegaremos a sentir vergüenza y asco, porque el grado de realismo alcanzado aquí supera a otros filmes similares anteriores, de aquella época, y de la actualidad incluso.
En mi humilde criterio una de las cinco películas anti-bélicas más grandes y hermosas que se hayan hecho, una feroz critica contra la maldad, la violencia, el sin sentido de cualquier conflicto, la irracionalidad de llevar una ideología, un concepto, un prejuicio la ignorancia hasta niveles nunca antes vistos (o mejor dicho registrados) y haberlos plasmado en la gran pantalla con tanta honestidad, sin morbo de por medio, sin inclinaciones políticas.
La brutalidad y la infamia en su estado más (anti) natural y verosímil posible. Brutal porque duele ver cada minuto (en determinado momento estaba temblando por la impotencia de no poder hacer nada) y porque después de su visionado uno ya no vuelve a ser el mismo. La imágenes poseen un magnético poder de catarsis, de redención, de liberación, es casi palpable la energía acumulada tras cámaras durante su compleja realización y se justifica plenamente la razón por la que el director no volvió a realizar jamás otra película. Porque después de esto, de un modo casi literal su alma se consumió con esta producción.
Uno termina por entender algunas cosas que para algunos de los países aliados (Occidente) jamás podrán siquiera captar en su entendimiento, como por ejemplo el grado de crueldad del que fueron víctimas dichas regiones soviéticas al entrar en conflicto con los desgraciados nazis. Incluso se actuó con un grado de barbarie incluso peor que el que se hizo con las comunidades judías.
Y es cierto que se podría catalogarla como simple "propaganda" del partido comunista soviético, pero es que su valor estético, cultura e histórico (porque vemos apenas la triste recreación de uno de los más de 600 pueblos bielorrusos que fueron arrasados en la vida real por hitler y su panda de desquiciados y enfermos acólitos) está muy por encima de cualquier posición politiquera.
Pocas veces en la historia del cine, un largometraje capta de forma tan cruda, y sobre todo realista ese monstruo llamado GUERRA y una película de revisión obligatoria, especialmente en estos tiempos en que parece que la humanidad parece que ha olvidado los errores del pasado.
OBRA MAESTRA ABSOLUTA.
Aquí veremos la historia de "Flyora", un chico de 14 años reclutado por partisanos bielorrusos para "combatir" en dicho conflicto y seremos testigos junto al joven protagonista de ese horror llamado guerra. Una vez que entramos junto a él ya no tenemos escapatoria. En primera persona exploraremos el lado más pútrido del ser humano, y del cual llegaremos a sentir vergüenza y asco, porque el grado de realismo alcanzado aquí supera a otros filmes similares anteriores, de aquella época, y de la actualidad incluso.
En mi humilde criterio una de las cinco películas anti-bélicas más grandes y hermosas que se hayan hecho, una feroz critica contra la maldad, la violencia, el sin sentido de cualquier conflicto, la irracionalidad de llevar una ideología, un concepto, un prejuicio la ignorancia hasta niveles nunca antes vistos (o mejor dicho registrados) y haberlos plasmado en la gran pantalla con tanta honestidad, sin morbo de por medio, sin inclinaciones políticas.
La brutalidad y la infamia en su estado más (anti) natural y verosímil posible. Brutal porque duele ver cada minuto (en determinado momento estaba temblando por la impotencia de no poder hacer nada) y porque después de su visionado uno ya no vuelve a ser el mismo. La imágenes poseen un magnético poder de catarsis, de redención, de liberación, es casi palpable la energía acumulada tras cámaras durante su compleja realización y se justifica plenamente la razón por la que el director no volvió a realizar jamás otra película. Porque después de esto, de un modo casi literal su alma se consumió con esta producción.
Uno termina por entender algunas cosas que para algunos de los países aliados (Occidente) jamás podrán siquiera captar en su entendimiento, como por ejemplo el grado de crueldad del que fueron víctimas dichas regiones soviéticas al entrar en conflicto con los desgraciados nazis. Incluso se actuó con un grado de barbarie incluso peor que el que se hizo con las comunidades judías.
Y es cierto que se podría catalogarla como simple "propaganda" del partido comunista soviético, pero es que su valor estético, cultura e histórico (porque vemos apenas la triste recreación de uno de los más de 600 pueblos bielorrusos que fueron arrasados en la vida real por hitler y su panda de desquiciados y enfermos acólitos) está muy por encima de cualquier posición politiquera.
Pocas veces en la historia del cine, un largometraje capta de forma tan cruda, y sobre todo realista ese monstruo llamado GUERRA y una película de revisión obligatoria, especialmente en estos tiempos en que parece que la humanidad parece que ha olvidado los errores del pasado.
OBRA MAESTRA ABSOLUTA.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Todos los 136 minutos dejan perplejo, desde que el "novato" "Flyora" (un magistral Alexéi Krávchenko) se une a la resistencia soviética, despedido dolorosamente por su madre y vecinos de su aldea. Poco después conoce a "Glassa" (también increíble Olga Mirónova) se entabla una amistad pero de pronto llegan los nazis y empiezan la ocupación. Hasta aquí va "teóricamente bien" la tolerancia del espectador.
Después regresa a su casa junto a su nueva amiga, pero poco a poco empieza a ver el lado más sucio del la guerra, ya que han matado a toda su familia y los pocos sobrevivientes luchan como pueden por sobrevivir. Trata de ayudarles buscando comida junto a otros tres rebeldes. Dos mueren por una mina y "Flyora" junto al otro que queda roban una vaca. Durante su escape se da una de las escenas más apabullantes que es cuando se produce un cruce de proyectiles en donde cae su compañero y hasta la pobre "vaquita". La tolerancia del respetable poco a poco se va debilitando.
"Flyora" termina llegando a una aldea en donde los nazis están listos para hacer "lo suyo". A partir de aquí se presenta la que posiblemente sea una de las secuencias más salvajes, brutales y desoladoras de la historia del cine: La masacre de dicha aldea. Algunos espectadores tal vez no soporten o estén preparados psicológicamente para ver semejante catalogo de barbaridades que suceden en dicho lugar (una tras otra). Uno internamente desea que se acabe pronto (pero parece durar una eternidad). Ya para cuando termina dicha secuencia, es demasiado tarde para el que quiera abandonar este viaje al infierno.
Uno ya no vuelve a ver el mundo con los mismos ojos.
Después regresa a su casa junto a su nueva amiga, pero poco a poco empieza a ver el lado más sucio del la guerra, ya que han matado a toda su familia y los pocos sobrevivientes luchan como pueden por sobrevivir. Trata de ayudarles buscando comida junto a otros tres rebeldes. Dos mueren por una mina y "Flyora" junto al otro que queda roban una vaca. Durante su escape se da una de las escenas más apabullantes que es cuando se produce un cruce de proyectiles en donde cae su compañero y hasta la pobre "vaquita". La tolerancia del respetable poco a poco se va debilitando.
"Flyora" termina llegando a una aldea en donde los nazis están listos para hacer "lo suyo". A partir de aquí se presenta la que posiblemente sea una de las secuencias más salvajes, brutales y desoladoras de la historia del cine: La masacre de dicha aldea. Algunos espectadores tal vez no soporten o estén preparados psicológicamente para ver semejante catalogo de barbaridades que suceden en dicho lugar (una tras otra). Uno internamente desea que se acabe pronto (pero parece durar una eternidad). Ya para cuando termina dicha secuencia, es demasiado tarde para el que quiera abandonar este viaje al infierno.
Uno ya no vuelve a ver el mundo con los mismos ojos.