Juro que he intentado ver la obra de este autor canadiense del que alguien dijo que era el Almodóvar del siglo XXI. Le he dado hasta tres oportunidades, todas fallidas, todas con un aburrimiento que me hace dejar la película antes de su culminación algo que, también lo juro, no hago nunca. Ni el gran Cassel, ni la bella Seydoux ni la magnífica Cotillard logran sacarme el tedio de esta familia disfuncional, histérica, gritona, absurda que no me interesa nada en absoluto. Totalmente de acuerdo con Boyero, y juro por tercera vez en cinco líneas, esto es algo más que raro.Que haya estado nominada a tanto premio César dice poco de la Academia Francesa, la verdad, más en un cine tan rico como el suyo. Y que el premio al mejor actor haya recaído sobre Ulliel, cuando menos asombra: interpreta a un personaje casi monosílabo, sin apenas registro alguno. Pérdida de tiempo ver esta película.