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Luis Guillermo Cardona rating:
10
Adventure. Fantasy. Drama On 1935, the pacifist British diplomat and future Foreign Secretary Robert Conway helps a group of ninety Westerns white people to escape from the Chinese city of Baskul after the beginning of a revolution. He leaves the airport in the last plane with his brother George, the geologist Alexander P. Lovett, the rogue trader Henry Barnard and the sick and bitter Gloria Stone. However, the plane is skyjacked and crashes in a remote area in ... [+]
Language of the review:
  • es
June 23, 2009
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Cuando los seres humanos carecemos de la voluntad para iniciar la búsqueda de aquello que tanto anhelamos, el destino se las ingenia para llevarnos, "a rastras", hacia el encuentro con nuestros ideales. Esto sucede, cuando en el interior de nuestro ser se manifiesta una fuerte ebullición que nos impulsa, incesantemente, contra toda atadura que pueda retenernos.

Lo que deseamos es más poderoso que lo que hacemos; lo que sentimos es más diciente que lo que expresamos con palabras; y lo que se realiza es lo que se manifiesta en lo profundo de nuestras entrañas. El universo es complaciente y se reacomoda siempre para ajustarse a nuestros más íntimos y perseverantes pensamientos.

Robert Conway, es un hombre de mundo, aspira a ser ministro del interior de Inglaterra, ha escrito varios libros y parece tenerlo todo... al menos, en lo que a lo terrenal se refiere. Pero, lo que escribe Conway, va en contravía con lo que vive y ha llegado a sentir que, “hay momentos en la vida de cada hombre en los que se vislumbra lo eterno”.

Así, cuando en 1935, dirige la evacuación de unos compatriotas suyos de la ciudad de Baskul, China, que se encuentra en estado de guerra, el avión en el que viaja con los últimos cuatro pasajeros cambia de repente su destino... y el grupo termina en las heladas montañas del asombroso Tíbet. Rescatados, casi de inmediato, por unos extraños, pero amistosos guías, ellos se sorprenden cuando son llevados a un magnífico lugar conocido como Shangri-La. Allí comenzará la renovación y el reencuentro con la realidad que todos soñamos, pues, Shangri-La posee la fuente de la eterna juventud, porque allí el tiempo se detiene, no por lo que se come ni por lo que se bebe, sino solamente porque se alcanza la armonía y se ahuyentan los conflictos.

El nombre tuvo su origen en la novela, “Lost Horizon”, que, el inglés James Hilton, publicara en 1933, y luego trascendería identificando así algunos lugares, diferentes organizaciones espirituales y grupos artísticos de varias partes del mundo. El sitio descrito por Hilton, se inspira en Sambhala, la mítica ciudad del Tíbet que se considera escondida en las montañas del Himalaya, y la cual muchos imaginan como la morada del Creador, un lugar donde se vive y se manifiesta la voluntad de Dios.

La experiencia de Conway, lo marcará para siempre, y para nosotros, es una intención de vida que debería dejar honda huella en nuestras mentes y corazones, pues, la presencia de seres como el padre Perrault, transformado en el longevo Gran Lama, o la de Chang, el anfitrión de los visitantes, contiene una honda sabiduría que penetra hasta encontrarse con ese ser sagrado que todos llevamos dentro.

No tenemos que seguir siendo como “un niño que silba en la oscuridad”, podemos convertirnos en poderosas fuentes de luz que un día iluminen muchos otros caminos.

Con, “HORIZONTES PERDIDOS”, Frank Capra ha hecho otro de esos filmes que perdurarán para siempre.
Luis Guillermo Cardona
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