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Luis Guillermo Cardona rating:
8
Western The wife of marshal Matt Morgan is raped and murdered. The killers leave behind a distinctive saddle, that Morgan recognises as belonging to his old friend Craig Belden, now cattle baron in the town of Gun Hill. Belden is sympathetic, until it transpires that one of the murderers is his own son Rick, whom he refuses to hand over. Morgan is determined to capture Rick and take him away by the 9.00 train; but he is trapped in the town ... [+]
Language of the review:
  • es
June 29, 2017
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Se cree que fue viajando desde Siberia por el estrecho de Bering, hasta lo que hoy se conoce como Alaska, que, en la Era de Hielo, comenzaron a desplazarse los indígenas hasta Norteamérica. Pronto, eran varios millones de hombres y mujeres que, con sus diferentes culturas, habitaban el territorio y se servían con gran sabiduría de los recursos naturales que, generosa, la tierra les proporcionaba. Se alimentaban con los sembrados, sirviéndose también de la caza y la pesca, y construían sus viviendas con madera y pieles de animales.

Cuando, en el siglo XVI, comenzaron a llegar los exploradores europeos, admirados con su altiva apariencia y sus espesas barbas, y atraídos, además, por la variedad de utensilios de metal que transportaban, más sus legendarios espejitos, los indígenas los trataron con suma hospitalidad y deferencia, y esto les permitió a los colonizadores sobrevivir, en una tierra a la que, por sí solos, difícilmente hubiesen conseguido dominar.

Pero, ganada la confianza, la codicia y la arrogancia, no tardaron en salir a flote en aquellos extranjeros, que, olvidados de cualquier escrúpulo y agradecimiento, comenzaron a cometer las más terribles agresiones y matanzas, para apoderarse de la tierra y las riquezas que poseían los nativos, y de ñapa, les contagiaron la viruela, el sarampión, la sífilis y otras penosas enfermedades, hasta entonces desconocidas en sus tribus.

Cuando el nativo se defendía, lo hacía con esa rabia incontenible de saber ultrajadas a sus mujeres, brutalmente asesinados a sus niños y a sus ancianos... y sintiéndose despojados de todo lo que, por años, habían construido. Surgió, así, un profundo odio de los unos hacia los otros y por siglos, los indígenas (llamados indios por Colón cuando creyó haber llegado a Las Indias), llevaron las de perder, pues, sus armas (y agresividad), nunca se compararon con las del hombre blanco.

Pero, lenta, muy lentamente, han ido surgiendo hombres de corazón grande y mente abierta que, al conocer la verdadera historia, han superado todo prejuicio, y a los hombres y a las mujeres de hoy, no los juzgan por sus antepasados, ni por su raza y otras memeces, sino por lo que ahora son, como piensan y como actúan.

En este orden de ideas, para el sheriff Matt Morgan, no hubo reserva alguna al momento de enamorarse y casarse con una linda muchacha cherokee. Juntos, tienen ahora un hijo… pero, la tragedia oscurecerá su horizonte, cuando un par de arrogantes pistoleros, pasados de tragos y todavía con el rezago del menosprecio hacia el nativo, tienen la ocurrencia de sobrepasarse con ella.

Así comienza el deseo incontenible de Morgan, de llevar a estos hombres ante la justicia... pero tendrá que enfrentar al “todopoderoso”, Craig Belden, quien resultará ser su viejo amigo, y para desgracia, padre de uno de los agresores.

El director, John Sturges, tiene con “EL ÚLTIMO TREN DE GUN HILL”, otro de sus notables aciertos en el género western, reuniendo esta vez a Kirk Douglas y Anthony Quinn, dos actores cuyo aprecio y respeto por las culturas indígenas, va mucho más allá de las pantallas. La historia - escrita por James Poe, partiendo de una historia de Les Crutchfield-, propende por el ejercicio legítimo de la justicia, superando a toda costa el primario e irracional impulso de la venganza criminal, aunque en definitiva, y como ocurre en otros filmes bien intencionados, alguien se las ingeniará para que sea la ley de las pistolas la que se ocupe de cerrar el caso… y de nuevo, las buenas intenciones se diluirán un poco, porque las tradiciones no logran romperse de la noche a la mañana.

Mi admiración a Carolyn Jones, una preciosa y calificada actriz que, una vez más, exalta a la mujer de carácter dispuesta a defender la justicia… ¡esté del lado que esté!

Título para Latinoamérica: EL ÚLTIMO TREN
Luis Guillermo Cardona
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