Los hermanos Farrelly (Peter en la dirección y Bob en el guión) se dieron a conocer en esta comedia, con sus dosis tontorronas de sal gruesa y que se salva gracias a las caracterizaciones de Jim Carrey y Jeff Daniels. Apuestas inevitables de quién de los dos actores lo hace mejor; porque las muecas del ya popular actor canadiense que se había asomado como el nuevo Jerry Lewis son difíciles de superar a la cara de paleto de Jeff Daniels, capacitado para trabajar en cualquier género; desde el drama (La Fuerza del Cariño) o el fantástico (Aracnofobia).

"Dumb and Dumber" (el título original del inglés) merece sus puntos en cuanto a duelo interpretativo, aunque dicho dueto podría haber sido suplantado por otra parejas cómicas, difícilmente recuperables como olvidables, del estilo de los inclasificables Cheech Marin & Tommy Chong de "Como Humo se Va" o los italianos del mamporro Terence Hill y Bud Spencer de "Dos Superesbirros". Solo que aquí no hay leña, ni casposidad porque nos encontramos ante un producto alimentício cien por cien Hollywood, acosado por el disparate y "gag" fácil. Con sus ventajas y desventajas.

Lloyd (Jim Carrey) y Harry (Jeff Daniels) forman esa extraña pareja de amigos incapaces de mantener un trabajo estable adaptable a su capacidad de cortos de mollea. Se verán inmersos en un enredo cuando se hagan en su poder una maleta llena de dinero propiedad de una millonaria, Mary (Lauren Holly) destinada a ser el cobro de un secuestro bien planeado por una banda de granujas, aún más torpes que los dos anti-héroes de la función. Lloyd Harry se verán obligados a devolver el maletín, ignorando su suculento contenido, iniciando un periplo que les llevará en un viaje por todo el país, por furgoneta, a pie e incluso en motofeber.

Los Farrelly llamaron la atención con "Dos Tontos Muy Tontos" antes de dar el salto a la popularidad con la más transgresora "Algo Pasa Con Mary" (1998) o la ignorada "Osmosis Jones" (2001) considerada para los fans como su mejor película. La habilidad de analizar en clave de humor, aunque algo excesivo, cualquier defecto humano convirtiéndolo en virtud y sin animo de ofender a nadie es habitual en las películas de estos incorregibles y políticamente incorrectos hermanos.