Curiosa táctica la de este director, sus películas son bastante flojas pero siempre tiene la capacidad de poner a actores con cierto renombre en el reparto, aunque solo salgan cinco minutos como Andy García y el atlético Kilmer. Tuve la suerte de estar en su estreno en España y he de reconocer que me sentí extrañado al ver un obispo ortodoxo y todo un séquito de curas con sus pintas raras detrás de él sentándose en las butacas de la primera fila junto al embajador de Georgia. A mitad de película me di cuenta del motivo, madre mia, menudo peliculón propagandístico del gobierno georgiano, si lo que pretendía el gobierno de ese país era dejar como el culo al gobierno ruso mediante una película que habla de los excesos que cometieron en la guerra (que no lo dudo), han conseguido todo lo contrario, porque desde luego hay momentos en los que uno se cree que le estan tomando por idiota. Por otro lado Andy García hace un papelón que desde luego se lo creera su abuela, de Val Kilmer paso olímpicamente y los rusos aun tira que te va.
He de reconocer que Harlin en persona es un tipo encantador, de lo mas simpático y con enorme paciencia (cualquiera se habría cabreado con el ejercito de babosos que acosaban a su novia), pero desde luego como director publicitario está a la altura de los de Leche Pascual.