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Argentina Argentina · Buenos Aires
Matuka rating:
10
Western First we are introduced to the Ugly, Tuco (Eli Wallach), who leaps through a window after killing the men who were out to get him. Then there is the Bad, Angel Eyes (Lee Van Cleef), a mercenary who kills a man to find out the whereabouts of a large sum of gold; he then kills the man who employed him. Finally we see the Good (Clint Eastwood), referred to as 'Blondie'. He captures Tuco and turns him into the authorities for the reward, ... [+]
Language of the review:
  • es
October 6, 2008
5 of 6 users found this review helpful
¿Qué recuerdas cuando te dicen western?

Al oír esta palabra puedes imaginar espuelas, vaqueros, pistolas, caballos y sombreros. Yo soy más específico a la hora de definir un género: sólo se me ocurre pensar en El Bueno, el Malo y el Feo.
La sinopsis no podría ser más sencilla: un estafador, un ladrón y un cazarrecompensas que se odian entre sí, dependen uno del otro para encontrar un tesoro enterrado. Lo que hace genial a esta película y la convierte en la obra maestra de su categoría, es el sin fin de elementos que se agregan en y para la narración. No sólo la increíble cantidad de subtramas que brotan de la nada y distraen al espectador del verdadero argumento (lo cual en un western no es malo) colaboran en ello, sino también los perfectos planos de Leone y la banda sonora de Ennio Morricone. Todos juntos hacen posible que no nos paremos a pensar lo ilógicas que son algunas situaciones que se nos presentan y que la limitada actuación de Eastwood parezca perfecta.
Cuando uno ve la película por primera vez y observa el duelo final, sólo atina a pensar “¿Cómo rayos acabará esto?”. Terminada la peli, se da cuenta de que acaba de ver una escena de tres laaaargos minutos donde tres tipos no paran de mirarse el uno al otro… ¡Y no hubo un segundo de respiro! Por muchos prejuicios que se le puedan adjudicar al western por ser un género tan palomitero, no se puede negar que, como esta, “El Bueno, el Malo y el Feo” contiene escenas mágicas de esas que son tan difíciles de encontrar estos últimos tiempos.

La frase: “Qué desagradecido, con la de veces que te salvé la vida”.
La escena: sin dudarlo, el final. Incluido el duelo y el desentierro del tesoro.
Matuka
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