Tomaba una cerveza con unos amigos y al fondo, en la televisión del bar, veía a dos tipos acostándose en una misma cama, John Candy no dejaba dormir Steve Martin, y los gallumbos en el lavabo.. y al rato los tipos en un coche, y en un autobus...vi escasamente dos o tres escenas que lograron hacerme sonreir. Al cabo de un tiempo vi la película, y ya no me hizo sonreir, hizo que en determinados momentos me desternillara. Es una pelicula sin pretensiones, sencilla, directa, con ritmo, rebosante de humor sano, sin las zafiedades ni groserías que abundan en las comedias americanas actuales, y además muy bien interpretada (incluso por el sobreactuador Steve Martin). Desde la primera vez, casi todos los años la veo, pues siempre hay un momento en el que necesito asegurarme una sonrisa.