Genial Steve Coogan con ese aire deprimido de perdedor y hombre insensible durante toda la película. Judi Dench magnífica transmite sentimiento, los ojos impresionantes (¿han utilizado algún efecto especial extraño para darles ese azul eléctrico cuando la cámara se para en ellos durante un rato?). Aire de documental, pero llegando a emocionar y, lo mejor, sin caer en la sensiblería. No se permite la protagonista caer en la autocompasión ni en la rabia. Lo mejor de la película, probablemente, es la historia real que subyace, pero Frears ha sabido contarla con un gusto exquisito sin caer en ninguna de las tentaciones que amenazan a estas películas de pérdidas personales.