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TOM REGAN rating:
7
7.1
6,654
Drama
10-year-old Wadjda challenges deep-rooted Saudi traditions in a determined quest to buy a bicycle. When everything goes against her plans, she sees one last chance in her school's Koran recitation competition and the large cash prize for first place. The first film ever shot entirely in Saudi Arabia, WADJDA is the story of a girl determined to fight for her dreams.
Language of the review:
- es
March 29, 2021
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99/34(27/03/21) Loable dramedia que reivindica la lucha contra la marginación femenina en los países musulmanes, hace un canto a la rebeldía contra la opresión social, ataca el fariseísmo y demagogia de las gentes que imparten moral, y todo ello enarbolado desde la cuna del Islam, Arabia Saudita, por lo que hay que alabar la valentía. Teniendo además el raro privilegio de ser la primera producción del país en la nación en su historia, hay que tener en cuenta que en el país de la Meca no hay cines, y encima, por si esto fuera poco, ha sido escrita y dirigida por una mujer, Haifaa al-Mansour (en su debut como directora, se formó en el extranjero y tiene cortos premiados y un documental, "Mujeres sin sombras", ya en su haber). Ganó numerosos premios en festivales de cine de todo el mundo. Seleccionada como la entrada de Arabia Saudita a Mejor Película en Lengua Extranjera en los Oscar (lógicamente, primera vez el país presentó una película para los Oscar), pero no fue nominado. Obtuvo con éxito una nominación a Mejor Película Extranjera en los Premios BAFTA. “Wadjda” fue filmada en las calles de Riad, a menudo hizo necesario la directora trabajara desde la parte trasera de una camioneta, ya que no podía mezclarse públicamente con los hombres de la tripulación. A menudo, solo podía comunicarse a través de un walkie-talkie y tenía que ver a los actores en un monitor.
Wadjda (buena Waad Mohammed) es una joven de 10 años que vive con su madre (la estrella de televisión de Arabia Saudita Reem Abdullah) en una casa de Riad. Daddy (Sultan Al Assaf) es el padre, él y su familia (nunca vista, aunque viven al otro lado de la calle) quieren un hijo que su esposa no puede tener. El trasfondo de la historia es si tomará una segunda esposa. Gran parte de la acción tiene lugar en la escuela de niñas de Wadjda, dirigida por la Sra. Hussa (Ahd), que señala a la niña como problemática. Otra encantadora trama secundaria es su amistad con el niño de al lado (Abdullrahman Al Gohani), que tiene una bici, lo que provoca que Wadjda quiera tener otra, aunque esto está mal visto en la sociedad islámica.
La debutante protagonista que da título (original) al film es una niña, Waad Mohammed, Al-Mansour basó el personaje de Wadjda en una de sus sobrinas y también en sus propias experiencias mientras crecía, donde la bicicleta (que da título en España) representa las ansias de libertad personal de las mujeres, las que se niegan a transigir con su papel de cuasi recipientes para engendrar nuevas vidas, un intento de romper el techo de cristal durísimo en estos lugares cerriles, seres discriminados desde la infancia cual humanos de segunda, que se les alecciona para ello para mantenerse cuasi invisibles, donde la religión sirve para asfixiarlas, ello con un retrato alejado de dramatismos profundos de la sociedad en Arabia, con un tono suave (alejado del tono descarnado de otra cinta en la misma onda como fue la afgana “Osama” del 2003), con pequeños pellizquitos, con lugar a la esperanza, una pequeña historia central con otras adyacentes que reflejan el microcosmos imperante, donde hay cabida para el humor, para romances platónicos, para dramas, para aventuras. La nobel actriz da un recital de carisma, carácter, expresividad, energía, vitalidad contagiosa, un soplo de aire fresco que nos regala ese final con reminiscencias a “Los 400 golpes”.
En su debe es precisamente su falta de hondura dramática, se queda un tanto en la superficie, no queriendo hincar demasiado el diente en esta sociedad ultra-machista, como no queriendo molestar demasiado a este micromundo donde las mujeres ni si quiera pueden salir solas a la calle. Siendo una historia bonita de ver, te deja un sabor agradable con su final, pero adolece de capacidad de calado duradero. La película te resulta un ágil y bonito fresco, pero nunca llega a sorprender.
Wadjda es un chica individualista y moderna, lleva tenis converse (con la imagen que arranca la cinta, en símbolo de la personalidad de la joven), escucha música pop, deja ver su cabello y rostro por la calle, monta en bici, sufre el aleccionamiento atávico-machista desde varios frentes, incluso desde las mujeres que quieren perpetuar su rol secundario dependiente y sumisas al hombre. Con una madre castradora que le niega su sueño, la regaña su espíritu indomable, la reprende por cotillear sobre su maestra, pero al final es ella la que termina ‘marujeando por teléfono sobre el tema, la hipocresía del típico ‘dime de que presumes...’; En el colegio (madraza) vive en un estado permanente de temor, donde la directora resulta una arpía dispuesta a vejar cuanto pueda a las alumnas, apoyándose en interpretaciones radicales del Corán, llega incluso a regañarlas por dejar oír su voz a hombres (según ella la voz de una mujer es su desnudez??), pero esto cuando descubrimos por ojos de Wadjda que tiene un amante furtivo que entra a escondidas a su casa, la mencionada demagogia del ‘consejos vendo que para mí no tengo’. Explotando todo esto en el muy bien llevado concurso sobre el Corán en el colegio, donde el mensaje es que no es lo mismo ser teólogo (o sea, aprender todo sobre las escrituras sagradas) que ser religioso, con ese final ‘touché’ de Wadjda contra su enemiga directora que le ha hurtado lo que ella quería.
Wadjda (buena Waad Mohammed) es una joven de 10 años que vive con su madre (la estrella de televisión de Arabia Saudita Reem Abdullah) en una casa de Riad. Daddy (Sultan Al Assaf) es el padre, él y su familia (nunca vista, aunque viven al otro lado de la calle) quieren un hijo que su esposa no puede tener. El trasfondo de la historia es si tomará una segunda esposa. Gran parte de la acción tiene lugar en la escuela de niñas de Wadjda, dirigida por la Sra. Hussa (Ahd), que señala a la niña como problemática. Otra encantadora trama secundaria es su amistad con el niño de al lado (Abdullrahman Al Gohani), que tiene una bici, lo que provoca que Wadjda quiera tener otra, aunque esto está mal visto en la sociedad islámica.
La debutante protagonista que da título (original) al film es una niña, Waad Mohammed, Al-Mansour basó el personaje de Wadjda en una de sus sobrinas y también en sus propias experiencias mientras crecía, donde la bicicleta (que da título en España) representa las ansias de libertad personal de las mujeres, las que se niegan a transigir con su papel de cuasi recipientes para engendrar nuevas vidas, un intento de romper el techo de cristal durísimo en estos lugares cerriles, seres discriminados desde la infancia cual humanos de segunda, que se les alecciona para ello para mantenerse cuasi invisibles, donde la religión sirve para asfixiarlas, ello con un retrato alejado de dramatismos profundos de la sociedad en Arabia, con un tono suave (alejado del tono descarnado de otra cinta en la misma onda como fue la afgana “Osama” del 2003), con pequeños pellizquitos, con lugar a la esperanza, una pequeña historia central con otras adyacentes que reflejan el microcosmos imperante, donde hay cabida para el humor, para romances platónicos, para dramas, para aventuras. La nobel actriz da un recital de carisma, carácter, expresividad, energía, vitalidad contagiosa, un soplo de aire fresco que nos regala ese final con reminiscencias a “Los 400 golpes”.
En su debe es precisamente su falta de hondura dramática, se queda un tanto en la superficie, no queriendo hincar demasiado el diente en esta sociedad ultra-machista, como no queriendo molestar demasiado a este micromundo donde las mujeres ni si quiera pueden salir solas a la calle. Siendo una historia bonita de ver, te deja un sabor agradable con su final, pero adolece de capacidad de calado duradero. La película te resulta un ágil y bonito fresco, pero nunca llega a sorprender.
Wadjda es un chica individualista y moderna, lleva tenis converse (con la imagen que arranca la cinta, en símbolo de la personalidad de la joven), escucha música pop, deja ver su cabello y rostro por la calle, monta en bici, sufre el aleccionamiento atávico-machista desde varios frentes, incluso desde las mujeres que quieren perpetuar su rol secundario dependiente y sumisas al hombre. Con una madre castradora que le niega su sueño, la regaña su espíritu indomable, la reprende por cotillear sobre su maestra, pero al final es ella la que termina ‘marujeando por teléfono sobre el tema, la hipocresía del típico ‘dime de que presumes...’; En el colegio (madraza) vive en un estado permanente de temor, donde la directora resulta una arpía dispuesta a vejar cuanto pueda a las alumnas, apoyándose en interpretaciones radicales del Corán, llega incluso a regañarlas por dejar oír su voz a hombres (según ella la voz de una mujer es su desnudez??), pero esto cuando descubrimos por ojos de Wadjda que tiene un amante furtivo que entra a escondidas a su casa, la mencionada demagogia del ‘consejos vendo que para mí no tengo’. Explotando todo esto en el muy bien llevado concurso sobre el Corán en el colegio, donde el mensaje es que no es lo mismo ser teólogo (o sea, aprender todo sobre las escrituras sagradas) que ser religioso, con ese final ‘touché’ de Wadjda contra su enemiga directora que le ha hurtado lo que ella quería.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Vemos también como la mujer es vejada por el islamismo que permite y alienta la poligamia, pero solo en un sentido, el que es el hombre el que puede tener más de una y no viceversa. Además el motivo del marido de la madre de Wadjda para tener otra no es el amor encontrado en otra mujer, es otra vez el machismo imperante, y es que quiere tener un hijo varón y su esposa no puede. Ella sufre la tensión de si su marido terminará embarcándose en otro matrimonio, reflejando sus esperanzas en un bonito vestido rojo que se prueba (por cierto en esta escena hay un sutil guiño a la censura saudí, cuando vemos publicidad con una modelo de cuerpo entero, pero con su cuello, brazos y ombligo tapados). Aunque la dirección ha estado bien en no caricaturizar con un villano violento al padre, esto realza el mensaje sutilmente, pues parece cariñoso, pero deja entrever su afecto no es del todo pleno hacia su madre e hija. Asimismo hay detalles hirientes a ojos occidentales, y a todo aquel con algo de sentido común, cuando en la clase de Wadjda, felicitan a una niña que se acaba de casar (!!!???).
Spoiler:
Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): Cuando conduce la bici Wadjda de su amigo en el terrado del edificio, y aparece la madre, ella cae y dice que se ha hecho sangre, la madre grita aterrada si es en su virginidad, ingeniosa mezcla de humor y mensaje sobre la asfixia sexual del islamismo; Cuando Wadjda mira el árbol genealógico de su familia en una cartulina, y solo hay nombres masculinos, solo ellos tienen ese honor. Entonces Wadjda clava con una horquilla del cabello un papel con su nombre en un extremo de rama bajo su padre. Más tarde observa que este papel ha sido quitado y puesto sobre la mesa, su padre no soporta se mancille el árbol con seres inferiores’ (puaj!); El rush final donde en el terrado, frente a la nueva boda del marido al otro lado de la calle, tiene la madre (que se ha cortado el cabello que tanto adoraba su marido) una tierna charla con Wadjda, esta le dice ante la tristeza de su progenitora que se compre el vestido rojo para reconquistar al marido, pero la madre le dice que ya no le queda dinero, se lo ha gastado en... la bici verde para su hija, ejemplificando el amor popr su niña y la ruptura emocional con su egoísta esposo. Al día siguiente, Wadjda recorre la calle en su nueva bicicleta. El dueño de la tienda de bicicletas la ve pasar y sonríe. Ella compite contra Abdullah y gana, quedando esa mirada final de ella en primer plano cual “los 400 goilpes”.
Poco tiempo después de estrenar esta cinta, se permitió a las mujeres poder montar en bicicleta. Una pequeña batalla ganada, pero la Guerra continua, y esta es la que deberían combatir las mujeres de todo el mundo y no este feminismo de pacotilla que reclaman por ejemplo listas cremallera, mientras hay países en que a las mujeres no se les está permitido se les vea el rostro.
Me queda una cinta reivindicable, con una refrescante protagonista infantil, que sin ser de gran hondura, si es entretenida y expositiva de la situación de una parte de las mujeres en el mundo. Fuerza y honor!!!
Spoiler:
Momentos recordables (aparte de los ya mencionados): Cuando conduce la bici Wadjda de su amigo en el terrado del edificio, y aparece la madre, ella cae y dice que se ha hecho sangre, la madre grita aterrada si es en su virginidad, ingeniosa mezcla de humor y mensaje sobre la asfixia sexual del islamismo; Cuando Wadjda mira el árbol genealógico de su familia en una cartulina, y solo hay nombres masculinos, solo ellos tienen ese honor. Entonces Wadjda clava con una horquilla del cabello un papel con su nombre en un extremo de rama bajo su padre. Más tarde observa que este papel ha sido quitado y puesto sobre la mesa, su padre no soporta se mancille el árbol con seres inferiores’ (puaj!); El rush final donde en el terrado, frente a la nueva boda del marido al otro lado de la calle, tiene la madre (que se ha cortado el cabello que tanto adoraba su marido) una tierna charla con Wadjda, esta le dice ante la tristeza de su progenitora que se compre el vestido rojo para reconquistar al marido, pero la madre le dice que ya no le queda dinero, se lo ha gastado en... la bici verde para su hija, ejemplificando el amor popr su niña y la ruptura emocional con su egoísta esposo. Al día siguiente, Wadjda recorre la calle en su nueva bicicleta. El dueño de la tienda de bicicletas la ve pasar y sonríe. Ella compite contra Abdullah y gana, quedando esa mirada final de ella en primer plano cual “los 400 goilpes”.
Poco tiempo después de estrenar esta cinta, se permitió a las mujeres poder montar en bicicleta. Una pequeña batalla ganada, pero la Guerra continua, y esta es la que deberían combatir las mujeres de todo el mundo y no este feminismo de pacotilla que reclaman por ejemplo listas cremallera, mientras hay países en que a las mujeres no se les está permitido se les vea el rostro.
Me queda una cinta reivindicable, con una refrescante protagonista infantil, que sin ser de gran hondura, si es entretenida y expositiva de la situación de una parte de las mujeres en el mundo. Fuerza y honor!!!