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TOM REGAN rating:
8
2011
7.7
1,672
Documentary
A further investigation into the arrest of three teenagers who were wrongfully convicted of killing three young boys in Arkansas and spent nearly 20 years in prison before being released because DNA evidence proved their innocence.
Language of the review:
- es
May 11, 2021
1 of 1 users found this review helpful
149/09(09/05/21) Notable conclusión de la trilogía dirigida por Joe Berlinger y Bruce Sinofsky, comenzada en 1996 con “Paradise Lost: The Child Murders at Robin Hood Hills”, siguió “Paradise Lost 2: Revelations” en el 2000, y terminada con broche de oro con esta en 2011. Los tres documentales tratan sobre West Memphis Three, tres adolescentes acusados de los asesinatos en mayo de 1993 y la mutilación sexual de tres niños prepúberes como parte de un supuesto ritual satánico en West Memphis (Arkansas), quienes fueron sentenciados culpables de los asesinatos en 1994 pero siguieron alegando su inocencia desde entonces. En esta entrega asistimos a como el (reputado) equipo de defensa de Damien Echols (financiado públicamente tras la fama generada por los documentales previos) ha contratado a algunos de los científicos forenses más renombrados para recopilar ADN y otras pruebas que nunca se habían hecho probado durante los ensayos de 1994 con la esperanza de obtener un nuevo ensayo. Los equipos de defensa y partidarios de Echols, Jason Baldwin y Jessie Misskelley han descubierto nuevos detalles que ocurrieron durante el juicio y que llevaron a veredictos de culpabilidad en su contra. Esta tercera parte tiene la virtud de que no es necesario haber visto las otras dos para ‘disfrutarlo’, pues una tercera parte del metraje está dedicado a resumir el caso, pero dando para el que las ha visto las dos, imágenes nuevas. Siendo este cierre toda una oda al poder del documental para provocar emociones, para remover conciencias, lo que debe este género. Recibió una nominación al Premio de la Academia a Mejor Película Documental.
La primera parte del documental es un recopilatorio de lo sucedido en este caso, desde el atroz encuentro delos cadáveres, los niños Christopher Byers, Michael Moore y Stevie Branch, con imágenes no aptas para gente sensible, la prejuiciosa investigación que lleva a un interrogatorio lamentable a un pobre chico adolescente durante 12 horas, sin supervisión de los padres o de abogado, joven con escaso coeficiente mental de 72, donde al final le sonsacan una confesión manipulada sobre los crímenes. Donde la intolerancia al diferente es el motor de las pruebas, se sospecha del trio de jóvenes (Damien, Jason y Jessie), por sus vestimentas, su look y sus gustos musicales, a partir de aquí se estructuran unas pruebas cogidas con papel de fumar (siendo benévolos), donde no hay la menor huella ni en los cuerpos, ni en el escenario de los cuerpos, donde no hay testigos, y con esto un jurado los condena; Echo en falta que se comente el caso del hombre negro que ensangrentado y con los pies embarrados entro en una cafetería la misma tarde del crimen, esto se omite me siento en cierta forma estafado, pues o fue una mentira de los supuestos testigos o se han olvidados, en cualquier caso Fallo.
Tras esto entramos en las nuevas pruebas aportadas (por ende de los fondos aportados por la asociación Free the West Memphis Three) para que el juez de luz verde a un nuevo juicio. Nos esteramos que el presidente del jurado mantuvo conversaciones ilegales con uno de los fiscales para que el jurado del caso Echols-Baldwin se enterase de la declaración del acusado Misskelley, que fue anulada por el juez, y de este modo se condicionó al jurado; Resulta que un reputado forense da la vuelta a los supuestos ritos satánicos con gran epicentro en la castración de uno de los niños, aseverando un forense en el primer juicio de que fue hecho con un cuchillo de caza dentado, pero el forense contratado por los presos aduce que claramente esta emasculación fue hecha por animales salvajes en el bosque; También se ha encontrado por pruebas de ADN (en el primer juicio estas pruebas no existían) un cabello en las ligaduras que ataban a una de las víctimas, pertenece a Terry Hobbs, padrastro de una de las niños asesinados, Stevie Branch. Además este tipo se destapa que su contradictoria con la verdad, es un tipo violento con su mujer, pero la policía dice que estas pruebas son inconsistentes (¿?). Pero esto tiene una derivada, cuando la cantante Natalie Maines del grupo Dixie Chicks, se implica en el caso y deja entrever que el culpable probable es Terry. Esto hace que el padrastro la demande por difamación. Paradójicamente este juicio sirvió para hacer sospechar más aun de él por sus incoherencias.
Estas evidencias nuevas no tuercen al juez de la apelación para conceder otro juicio. Esto tiene la paradoja de que el que tiene que otorgarlo es el mismo juez (¿?) que lo condenó, David Burnett, con lo que este cual muro impenetrable lo niega una y otra vez, pareciendo que no acepta que pudo equivocarse, al igual que el fiscal John Fogelman, y la policía (representada en Gary Gitchell), del caso, en una clara visión protectora de corporativismo. Solo si este juez se aparta podría haber una esperanza (spoiler).
Hay otra sub trama turbadora con núcleo en uno de los padrastros de las víctimas, con gran protagonismo sobre todo en la segunda parte, John Mark Byers, tipo histriónico, que parece en gustarle las cámaras, muy locuaz en cada aparición. Este había sido el chivo expiatorio en el que hacer caer la probable culpa de los salvajes crímenes, aportando subrepticiamente indicios, como que ese mismo día había pegado con la correa a Chris Byers, que habiendo un probable mordisco en la frente de uno de los cadáveres él se hubiera quitado todos los dientes tras los asesinatos (con lo que comprobar si eran sus dientes las marcas no se pudo). Un tipo violento, drogadicto, conflictivo, con ante4cedentes penales, con taras mentales, con su esposa que murió en extrañas circunstancias... (sigo en spoiler)
La primera parte del documental es un recopilatorio de lo sucedido en este caso, desde el atroz encuentro delos cadáveres, los niños Christopher Byers, Michael Moore y Stevie Branch, con imágenes no aptas para gente sensible, la prejuiciosa investigación que lleva a un interrogatorio lamentable a un pobre chico adolescente durante 12 horas, sin supervisión de los padres o de abogado, joven con escaso coeficiente mental de 72, donde al final le sonsacan una confesión manipulada sobre los crímenes. Donde la intolerancia al diferente es el motor de las pruebas, se sospecha del trio de jóvenes (Damien, Jason y Jessie), por sus vestimentas, su look y sus gustos musicales, a partir de aquí se estructuran unas pruebas cogidas con papel de fumar (siendo benévolos), donde no hay la menor huella ni en los cuerpos, ni en el escenario de los cuerpos, donde no hay testigos, y con esto un jurado los condena; Echo en falta que se comente el caso del hombre negro que ensangrentado y con los pies embarrados entro en una cafetería la misma tarde del crimen, esto se omite me siento en cierta forma estafado, pues o fue una mentira de los supuestos testigos o se han olvidados, en cualquier caso Fallo.
Tras esto entramos en las nuevas pruebas aportadas (por ende de los fondos aportados por la asociación Free the West Memphis Three) para que el juez de luz verde a un nuevo juicio. Nos esteramos que el presidente del jurado mantuvo conversaciones ilegales con uno de los fiscales para que el jurado del caso Echols-Baldwin se enterase de la declaración del acusado Misskelley, que fue anulada por el juez, y de este modo se condicionó al jurado; Resulta que un reputado forense da la vuelta a los supuestos ritos satánicos con gran epicentro en la castración de uno de los niños, aseverando un forense en el primer juicio de que fue hecho con un cuchillo de caza dentado, pero el forense contratado por los presos aduce que claramente esta emasculación fue hecha por animales salvajes en el bosque; También se ha encontrado por pruebas de ADN (en el primer juicio estas pruebas no existían) un cabello en las ligaduras que ataban a una de las víctimas, pertenece a Terry Hobbs, padrastro de una de las niños asesinados, Stevie Branch. Además este tipo se destapa que su contradictoria con la verdad, es un tipo violento con su mujer, pero la policía dice que estas pruebas son inconsistentes (¿?). Pero esto tiene una derivada, cuando la cantante Natalie Maines del grupo Dixie Chicks, se implica en el caso y deja entrever que el culpable probable es Terry. Esto hace que el padrastro la demande por difamación. Paradójicamente este juicio sirvió para hacer sospechar más aun de él por sus incoherencias.
Estas evidencias nuevas no tuercen al juez de la apelación para conceder otro juicio. Esto tiene la paradoja de que el que tiene que otorgarlo es el mismo juez (¿?) que lo condenó, David Burnett, con lo que este cual muro impenetrable lo niega una y otra vez, pareciendo que no acepta que pudo equivocarse, al igual que el fiscal John Fogelman, y la policía (representada en Gary Gitchell), del caso, en una clara visión protectora de corporativismo. Solo si este juez se aparta podría haber una esperanza (spoiler).
Hay otra sub trama turbadora con núcleo en uno de los padrastros de las víctimas, con gran protagonismo sobre todo en la segunda parte, John Mark Byers, tipo histriónico, que parece en gustarle las cámaras, muy locuaz en cada aparición. Este había sido el chivo expiatorio en el que hacer caer la probable culpa de los salvajes crímenes, aportando subrepticiamente indicios, como que ese mismo día había pegado con la correa a Chris Byers, que habiendo un probable mordisco en la frente de uno de los cadáveres él se hubiera quitado todos los dientes tras los asesinatos (con lo que comprobar si eran sus dientes las marcas no se pudo). Un tipo violento, drogadicto, conflictivo, con ante4cedentes penales, con taras mentales, con su esposa que murió en extrañas circunstancias... (sigo en spoiler)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
...Tanto fue así que Damien Echols lo culpó de los hechos. Peor en esta tercera parte hay una metamorfosis impactante, pues vemos como Damien le ha mandado una carta pidiéndole perdón por haberlo acusado. Esto además se entrelaza con que John Mark Byers se convierte en un radical defensor de los encarcelados, a los que considera inocentes. Esto realmente sirve como especie de lección para mirarnos el ombligo, principalmente los directores del documental, que en su afán de defender a los acusados, acusaron de modo férreo, y ahora deben recular, virando hacia otro padrastro, resulta un tanto turbador, poniendo contra el paredón nuestras convicciones un tanto manipulables, y quizás convirtiendo en aquello de prejuiciosos que estábamos criticando en nuestros adentros cuando veíamos el documental.
En la parte íntima tenemos a los tres acusados que en una hábil edición vemos como eran esos adolescentes de 1994, y como son 17 años después, como el tiempo les ha devorado entre rejas, a unos mejor que a otros. Damien sigue siendo ese niño presumido que gusta de ir con look propio, ejemplificado en su atuendo y gafitas del final en la vista ante el juez, incluso por su carisma exhibido sobre todo en la primera parte ha conseguido casarse con una mujer neoyorkina, Lorri Davis (Hibristofilia), al que incluso parece tener una filosofía de vida que le ha hecho superar estos años. Vemos a un delgaducho y enclenque Jason Baldwin. Y a Jason Misskelley, el que fue presionado para la primera prueba de cargo, como un adolescente debilucho con cabello en greñas, ahora es un hombre grueso, con la cabeza rapada en la que lleva un reloj tatuado sin agujas. Emociona ver su odisea física en más de tres lustros entre rejas, padeciendo sus alegrías y sus muchos reveses.
Spoiler:
En noviembre de 2010, la Corte Suprema de Arkansas desestimó ese fallo y concedió audiencia probatoria programada para diciembre de 2011, para decidir si las pruebas presentadas era suficientes para un nuevo juicio. Se requiere la película regrese al juez, pero hay un giro esperanzador cuando es elegido Burnett al Senado estatal se vuelve crucial. Y luego, poco antes de que esta película estuviera programada para hacer rondas en festivales de cine, la legislatura pidió una audiencia de último minuto con los sospechosos para ofrecerles un acuerdo de declaración de culpabilidad de "Alford Plea", maniobra legal que permite a los acusados declararse culpables a un crimen menor sin dejar de mantener su propia inocencia, y dar por cumplida la sentencia con el tiempo penado (en esencia, permite que el estado continúe insistiendo en que no cometieron error, que condenaron justamente. El 19 de agosto, Damien Echols, James Baldwin y Jessie Misskelley salieron a las calles como hombres libres: 18 años y 78 días después de haber sido encarcelados.
Esta conclusión es un tanto agridulce, pues son forzados en una especie de chantaje pro las autoridades a ser libres declarándose culpables, y así poder ser libres, y si no incluso a Damien lo ejecutarían, solo pueden aceptar coacción. Pero quien les devuelve esos 18 años entre rejas? Incluso, ni siquiera pueden reclamar daños a las autoridades, pues se han declarado culpables, es algo kafkiano, que el Estado le s de esta salida porque considera que pueden tener razón en sus demandas, pero a la vez este los coaccione cual mafia a pagar este hediondo peaje.
La serie de tres partes es un formidable alegato contra las injusticas, contra los prejuicios sociales, donde tras lo visto aquí se confirma (por el equipo de forenses y defensores de esta parte) que en USA tendrás tanta justicia como te puedas pagar. Fuerza y honor!!!
En la parte íntima tenemos a los tres acusados que en una hábil edición vemos como eran esos adolescentes de 1994, y como son 17 años después, como el tiempo les ha devorado entre rejas, a unos mejor que a otros. Damien sigue siendo ese niño presumido que gusta de ir con look propio, ejemplificado en su atuendo y gafitas del final en la vista ante el juez, incluso por su carisma exhibido sobre todo en la primera parte ha conseguido casarse con una mujer neoyorkina, Lorri Davis (Hibristofilia), al que incluso parece tener una filosofía de vida que le ha hecho superar estos años. Vemos a un delgaducho y enclenque Jason Baldwin. Y a Jason Misskelley, el que fue presionado para la primera prueba de cargo, como un adolescente debilucho con cabello en greñas, ahora es un hombre grueso, con la cabeza rapada en la que lleva un reloj tatuado sin agujas. Emociona ver su odisea física en más de tres lustros entre rejas, padeciendo sus alegrías y sus muchos reveses.
Spoiler:
En noviembre de 2010, la Corte Suprema de Arkansas desestimó ese fallo y concedió audiencia probatoria programada para diciembre de 2011, para decidir si las pruebas presentadas era suficientes para un nuevo juicio. Se requiere la película regrese al juez, pero hay un giro esperanzador cuando es elegido Burnett al Senado estatal se vuelve crucial. Y luego, poco antes de que esta película estuviera programada para hacer rondas en festivales de cine, la legislatura pidió una audiencia de último minuto con los sospechosos para ofrecerles un acuerdo de declaración de culpabilidad de "Alford Plea", maniobra legal que permite a los acusados declararse culpables a un crimen menor sin dejar de mantener su propia inocencia, y dar por cumplida la sentencia con el tiempo penado (en esencia, permite que el estado continúe insistiendo en que no cometieron error, que condenaron justamente. El 19 de agosto, Damien Echols, James Baldwin y Jessie Misskelley salieron a las calles como hombres libres: 18 años y 78 días después de haber sido encarcelados.
Esta conclusión es un tanto agridulce, pues son forzados en una especie de chantaje pro las autoridades a ser libres declarándose culpables, y así poder ser libres, y si no incluso a Damien lo ejecutarían, solo pueden aceptar coacción. Pero quien les devuelve esos 18 años entre rejas? Incluso, ni siquiera pueden reclamar daños a las autoridades, pues se han declarado culpables, es algo kafkiano, que el Estado le s de esta salida porque considera que pueden tener razón en sus demandas, pero a la vez este los coaccione cual mafia a pagar este hediondo peaje.
La serie de tres partes es un formidable alegato contra las injusticas, contra los prejuicios sociales, donde tras lo visto aquí se confirma (por el equipo de forenses y defensores de esta parte) que en USA tendrás tanta justicia como te puedas pagar. Fuerza y honor!!!