80/25(16/02/09) Este film es Mickey Rourke, es un ave fénix que al contrario que en la cinta, renace de sus cenizas para regalarnos su mejor trabajo, un trabajo colosal, en el que el lenguaje corporal lo dice todo, donde su triste mirada nos expresa el crepúsculo del que un día fue alguien, alguien que únicamente se siente vivo sobre el ring, sintiendo el calor del público, un público que asiste a los combates como la antigua Roma asistían al circo a ver matarse a los gladiadores, cuanta más sangre mejor. El argumento no es nada original es mil veces visto, cuenta el ocaso de alguien. en este caso un luchador de wrestling, Randy “The Ram” Robinson, vamos, lo que recuerda a “Fat City” o “Leaving Las Vegas”, Randy intenta recomponer una vida que se va a pique, y por esto intenta acercarse a su hija (Evan Rachel Wood) del que está muy alejado, mientras mantiene una complicada relación con una stripper (Marisa Tomei). Lo que eleva este trabajo son sus interpretaciones y su espléndida puesta en escena, moviéndose por el feísmo y la cutre del vestuario y escenarios, que consiguen dotar de un realismo brutal este universo de fracasados, cercano al neorrealismo italiano. Darren Aronofsky que hasta ahora no había conseguido convencerme, sus cintas apuntaban pero no alcanzaban su objetivo, pecaba de ególatra narcisista, pero en esta consigue dar en la diana con escenas de una gran fuerza visual, se agradece que haya dejado por una vez de lado su ataques de pedantería, queriendo ser Kubrick, pero si hasta el guión no es suyo, como si era en el resto de su filmografía, volcándose por completo en consiguiendo sacar de los actores el mayor de los rendimientos. Rourke está cumbre pero Marisa Tomei no le va a la zaga, realiza un trabajo portentoso, de los que se te quedan, transmite sus sentimientos con muy poco, una actriz poco valorada. Recomendable a los que gusten de buen cine con descomunales actuaciones. Fuerza y honor!!!