220/09(16/10/12) Deliciosa comedia romántica escrita y protagonizada por un gran Steve Martin, asimismo es un satírico homenaje a su ciudad, Los Ángeles, urbe demencial donde se juntan todo un crisol de personajes snobs. La vi hace varios lustros y al volver a verla no solo no ha perdido si no que ha ganado, su chispeante frescura inunda su metraje. La cinta es un retrato cuasi-biográfico de la historia de amor real entre Steve Martin y su esposa Victoria Tennant, coge sus experiencias angelinas y las pasa por su surrealista filtro y nos regala una fresca y alocada gamberrada con momentos de gran hilaridad. Harris Telemacher (gran Steve Martin) es un hombre del tiempo gonzo en una cadena local de Los Ángeles, un día tiene el alivio de romper con su pareja pues esta le engaña, entonces un poco perdido busca su media naranja queriendo rejuvenecer teniendo una muchacha a su lado, esta es Sandee (buena Sarah Jessica Harper), una dicharachera dependienta de una tienda de ropa que disfruta con limpiezas de colon, un día conoce a Sara (encantadora Victoria Tennant) una periodista inglesa que se encuentra de paso en la ciudad, se da cuenta que se ha enamorado perdidamente, el problema es que ella tiene pretendiente en su ex-marido Roland Mackey (buen Richard E. Grant), pero Harris tiene la suerte de tener un guía espiritual en una señal luminosa de autopista que le da consejos sobre su vida amorosa. Con este sobado argumento se desarrolla una ágil comedia con aroma a Woody Allen, un relato de un ritmo fluido donde los gags se suceden a modo de mordaz crítica al modus vivendi de la sociedad angelina, con parodias desternillantes sobre las rutinas como la ira de los conductores en las carreteras, con disparos de un vehículo a otro, las infidelidades, las superficiales conversaciones de café, la cola de gente para ser atracada enfrente de un cajero, los enemas, reírse de los implantes mamarios, es todo un remanso de humor ingenioso, lo absurdo se funde con lo punzante ello sin más pretensión que hacernos pasar un buen rato, y a fe que lo consigue. Los actores rayan a buena altura, pero la que más aprovecha el tirón es una maravillosa Sarah Jessica Harper, un ciclón vitalista con su rol de rubia jovencita despreocupada, deja huella. La puesta en escena es apreciable presentándonos una idealizada Los Ángeles, rebosante de cromatismo gracias a la estupenda fotografía de Andrew Dunn (‘Gosford Park’) y ello adornado por la bella música de Peter Melnick (‘Roxanne’). El film es un chute de optimismo, cuando lo acabas de ver te sientes un poco mejor que antes de verla y esto se agradece, sin ínfulas trascendentales nos deja unos cuantos momentos placenteros, con un clímax que aunque predecible nos deja un gran sabor de boca. El conjunto es una recomendable caricatura de la naturaleza cotidiana de esta gran villa. Mención aparte merece el penoso título que le pusieron en España, un insulto a la inteligencia en toda regla. Fuerza y honor!!!