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Jefe Dreyfus rating:
5
Comedy The heroic story of a dictator who risks his life to ensure that democracy would never come to the country he so lovingly oppressed.
Language of the review:
  • es
July 14, 2012
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En el panorama del humor actual, Sacha Baron Cohen, se ha erigido como una rara avis dentro del grupo, debido a su altísimo nivel de incorrección política. A ello debe su fama el actor y guionista inglés, a lo que ha contribuido, en gran parte, el gran número de polémicas que siempre han rodeado al personaje. Y es que ya sea en sus películas o en sus shows televisivos, Sacha Baron Cohen parece no haber dejado a nadie indiferente, dividiendo a la audiencia entre sus seguidores, que se parten la caja con sus desternillantes burradas, y sus detractores, que suelen escandalizarse ante la falta de tacto y lo grosero de sus productos. Independientemente del resultado final de sus trabajos, algunos más acertados que otros, siempre me he sentido más próximo al primer grupo.

El dictador termina resultando ser un compendio de distintos tipos de humor: desde la sátira política descarnada e incisiva; pasando por el humor más tonto (el típico gag de un señor con un tablón de madera que empieza a dar golpes a la gente que le rodea sin aparentemente darse cuenta de nada de lo que sucede podría tener cabida en este film, aunque probablemente la trama se las hubiera ingeniado para que el tipo llevara el pito colgando); el humor negro (llegando a negrísimo en más de una ocasión); el chiste fácil y, por supuesto, el clásico e infalible “caca, culo, pedo, pis”. Y todo ello lo logra colocando el acento en todos aquellos temas que más sensibilidades pueden herir: la religión, la diferencia de clases, la diferencia de géneros, el terrorismo, la homosexualidad, la pedofilia e, incluso, las enfermedades. ¡Menudo tipo este Sacha! Ay que ver.

El dictador es una cinta tan divertida como escatológica, con gags de nivel, un montón de situaciones grotescas y que resulta sumamente tonta la mayor parte de su metraje. El punto de partida no resulta nada del otro mundo: lo del extranjero acaudalado que debe empezar de cero en Nueva York, nos puede recordar a El príncipe de Zamunda; y el hecho de que durante su desaparición lo sustituyan por un doble, nos suena a El gran dictador. Pero aunque la historia nos resulte típica y gastada, no es más que un pretexto para desplegar todo el arsenal habitual de mal gusto propio de Sacha Baron Cohen. Y es un amplio arsenal, créanme. A pesar de eso, su protagonista ha conseguido contener mínimamente sus ganas de provocar al personal para darle forma de trama coherente al producto, consiguiendo mayor cohesión y regularidad que en su anterior film, Brüno. Los grandes inconvenientes que, no obstante, debe afrontar la cinta son el hecho de que lo tonto gusta, pero a la larga cansa (por suerte la peli no llega a la hora y media) y que los mejores gags ya aparecían en el trailer con lo que, debido a las ganas de vender el film, se pierde gran parte del factor sorpresa.
Jefe Dreyfus
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