Esta película deriva de una monstruosa lucha entre la novela de Frank Herbert, por imponer sus clásicos esquemas narrativos y las ideas de David Lynch, más cercanas a lo manual zen psicotrópico. No acaba de ganar ninguno de los dos y el resultado se presenta como una película amorfa, llena de retales, que parece a punto de salir por un camino o por el contrario de un momento a otro.

No me cabe duda de que Lynch tendrá sus cosas interesantes, pero el planeta Dune es demasiado Otro planeta para el director americano, que ya tiene el suyo bastante superpoblado como para preocuparse del de los demás. Gustará más a quienes disfruten del rollo Lynch más jodorowskyano. Los fans de Herbert supongo que se lo tomarán a broma, porque si no...tela.