Cuando vi esta película situada como una de las 50 mejores independientes, según Empire Online (http://www.empireonline.com/features/50greatestindependent/50-41.asp) enseguida supe que hasta que no consiguiera verla no dormiría tranquilo.
Paddy Considine me había enamorado en In America, no me resistía a verlo convertido en un señor con mala cara y una gabardina verde. Y es que en un principio lo que me atrajo del film fue la captura que lo situaba en el puesto 41 de dicha lista y el cartel promocional, a secas.
Volví a sentir aquello que experimentaba al comprar discos por la portada, puede ser superficial pero en este caso no me equivoque.
De hecho la película es básicamente eso, superficial, mantiene muy bien la tensión, la interpretación de los actores es más que notable, se respira naturalidad, estoy seguro de que el guión era cuanto menos flexible y permitía ese aire cutre tan atractivo.
La historia no es nada del otro mundo, y mucho menos la forma de ir desvelándola, pero el hecho de ir descubriéndola a medida que el personaje protagonista, del cual te quedas prendado desde el principio, te permite, la hace imprescindible.