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Spain Spain · madrid
das man rating:
10
Drama This is the second in Bergman's trilogy that explores religious faith and doubts in a visceral, visual, and provocative manner. On a cold winter's Sunday, the pastor of a small rural church, Tomas Ericsson, performs service for a tiny congregation; though he is suffering from a cold and a severe crisis of faith. After the service, he attempts to console a fisherman, Jonas Persson, who is tormented by anxiety, but Tomas can only speak ... [+]
Language of the review:
  • es
November 6, 2016
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Es un film tan existencialista como Unamuno, Sartre o Heidegger... Mucha gente acude al séptimo arte para matar el tiempo y otros pocos lo hacen para preguntarse el porqué se nos acaba el tiempo y nos morimos. La muerte quita todo sentido a la vida, escribió Sartre. Y por si fuera poco, Dios está muerto o ausente, y el sufrimiento y el caos imperan en el mundo.

El pastor luterano relata que fue en Lisboa donde comenzó a perder la fe, debido al impacto brutal que le produjo la Guerra Civil española. Nada nos cuenta sin embargo de la vergonzante neutralidad de Suecia durante la 2ª Guerra Mundial, que en realidad fue sumisión o simpatía a la Alemania nazi, causante de una guerra monstruosa, la más sangrienta de la historia de la Humanidad.

Otro episodio chocante que nos cuenta es el horror que le lleva a la locura a Max Von Sidow por el peligro atómico chino. Recordemos que en los años del rodaje de este film se padecía la Guerra Fría en la que la amenaza verdadera para Europa era la URSS.

Impecable en todo lo demás esta obra de Bergman. Lo mismo en su técnica cinematográfica que en su argumentario de interrogación metafísica y, por lo tanto, teológica. El silencio de Dios, su ausencia, su abandono del mundo que creó para el hombre (el único ser que tiene capacidad para interrogarse sobre su existencia) y el dolor al que la angustia conduce a los humanos es el argumento. El pastor, su novia, los feligreses y los ayudantes del pastor, todos sin fe ya en Dios, piensan y viven un mundo en el que la desaparición de Dios ha anidado en la Tierra el desconsuelo.
Dice la Thulin: "Ojalá nos sintiéramos protegidos. Ojalá existiera una verdad en la que creer y ojalá pudiéramos hacerlo".

Y el espectador que paga por ver cine y que no quiera quemar neuronas con este tipo de problemáticas... pues ya sabe: al Padrino 1, 2 y 3 y a Tarantino, que ahí las muertes son de mentirijillas... y nada de Malick.
das man
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