Excesiva comedia de humor negro bajo la apariencia de spaguetti-western.
Memorable la escena de los esclavistas y su dilema de ponerse o quitarse sus capuchas Ku Klux Klan.
A pesar de que la película tiene escenas francamente divertidas y los diálogos están cuidados, el film se hace largo por momentos. Excesiva obsesión por explosiones de sangre aguada en lo que ya se ha convertido en un sello de Tarantino, que no por habitual, sigue siendo deplorable.
El personaje divertido y caricaturesco de Samuel L. Jackson nos aparta aún más de la posibilidad verídica de la historia. La película se queda en eso: Un cómic para adultos demasiado largo.