La brigada se mete a paso de ganso en los cines para un holocausto muy británico. Ambientada en la Segunda Guerra Mundial en Alemania, la película te hará coger el pañuelo pero la mayor parte de su poder se pierde por culpa de un reparto con acento de Valladolid.
La película va sobre Bruno, un niño de ocho años que se traslada con su familia desde su casa en Berlín hasta el campo, donde su padre nazi (David Thewlis) tiene un trabajo nuevo. El padre no le cuenta a su esposa ni a sus dos hijos pequeños que ahora es el comandante de un campo de concentración cercano.
Bruno (Asa Buttefield) empieza a sospechar de las dos grandes chimeneas que se ven en la distancia y decide investigar. Se hace amigo de un niño judío, uno de los presos, con su conjunto a rayas, que da el título a la película.
Es un cuento enternecedor de una amistad prohibida, con una buena interpretación por parte del joven Butterfield, que actúa y habla como debería hacerlo un niño. Le espera un gran porvenir.
Las cosas no son tan impresionantes en otras partes, con unos personajes muy bidimensionales y una versión simplista sobre el holocausto que pudo haber venido de un cuento infantil.
Es una de esas películas raras que te gustaría ver un remake, esta vez hecha por alemanes.