Siempre lo he dicho y me reafirmo en ello. Para mí el mejor Lancaster, es aquél, cuyos, en principio insospechados valores actorales supieron ver y exprimir directores como John Frankenheimer (El hombre de Alcatraz) O Richard Broks (El fuego u la palabra)

Jacques Tourneur es, por el contrario, el explotador nato de las bellas apariencias, y de las habilidades cirquenses, sin más, que al menos es capaz aquí de divertir, (el epítome de la antidiversión sería entre otras incursiones ese tostón "pseudomieditis", sobrevalorado por cuestiones de época y estilo que fue "Yo anduve con un zombie".)

Con esa simple pretensión, Tourneau nos ofrece una vez más la típica versión "lollipop" de una de las épocas más obscuras del devenir humano, que adorna alegremente con personajes vestidos en una sucursal de Dolce Gabbana" en Beverly Hills, señoritas guapísimas (se decía que Virginia Mayo era algo vizca) que despiden aromas de hotel de la Riviere Francesa, y duelos a espadón con gestos propios de esgrimista de florete, que demuestra claramente que la Edad Media sólo se dió en Europa.

Colorido "Kitch" chillón, pero bonito, diálogos bien estructurados, y sólo chirriantes por breves momentos, y alegres "cabriolas" pizpiretas finales, mientras la dama enamorada en cuestión admira en primer plano al héroe por excelencia.

Lo peor: La insufrible presencia del mudo Nick Cravat, servil perrito fiel (También en la vida real) para hacer gracietas aprendidas. Hala...Fido..! Muy bien..! Toma tu galleta..!

Lo mejor: Es un clásico.