Puntos fuertes:

- Los personajes. Quasimodo, Esmeralda, Febo y Frollo. Un cuarteto de lujo, cada uno aporta su parte fundamental a la historia y lo hace de forma magistral. Además, Frollo por sí solo es el mejor villano de Disney con el permiso de Scar. Cruel y terrorífico como pocos, sus motivaciones no dejan de ser muy humanas (aunque, como veremos más adelante, es casi imprescindible ser adulto para percibir esto). Para rematar, el personaje encierra una profunda crítica social (el personaje original es un archidiácono, aunque en esta versión se transforma en juez y, por cierto, el archidiácono pasa a ser un tipo muy agradable). A estos personajes ya mencionados habría que añadir la figura de Clopín, que funciona perfectamente como narrador e hilo conductor de la historia.

- Los escenarios y, especialmente, cómo no, la catedral de Nôtre-Dame, son sobrecogedores, espectaculares y un fiel reflejo de su contraparte real.

- La banda sonora, como casi siempre cuando se trata de Alan Menken, es una maravilla, pero en este caso es, además, la mejor de Disney casi con total seguridad. La canción del prólogo (que más que una canción es una auténtica ópera) y la transición entre las opuestas “Heaven’s light” y “Hellfire” son los mayores exponentes de la maestría con la que está hecha.

- Placer adulto. Esta película de pequeño no me gustaba nada, apenas debí verla un par de veces. Sin embargo, tras mi reciente revisionado me ha encantado hasta el punto de que está indiscutiblemente situada en mi TOP 3 de Disney (junto a El Rey León y Aladdin). Y es que ésta es una película tremendamente adulta, tanto en su forma como en su mensaje, y lo cierto es que solo las gárgolas (odiadas por muchos, a mí no me molestan) le dan un toque verdaderamente infantil.

- Rompe con todo lo que es Disney y lo hace muy bien. Quasimodo no es un apuesto príncipe, un héroe de acción o un joven encantador, sino un ser deforme y marginado. Esmeralda no es una princesa, es una bailarina gitana proscrita como toda su raza. Y posiblemente lo más significativo de todo: (…) (ver spoiler).

- Mensaje y crítica social. La película toca temas tan diferentes y controvertidos como el racismo, la religión, la discriminación y el deseo sexual, y lo hace de manera sublime. A fin de cuentas, el objetivo del filme no es otro que responder a la pregunta que Clopín plantea desde la introducción: “Who is the monster and who is the man?” (¿Quién es el hombre y quién es el monstruo?) La cuestión no podría quedar mejor resuelta.

Puntos débiles:

- Desde un punto de vista adulto, ninguno. Eso sí, a los niños no les gustará tanto como otras películas de la casa y con razón, pues para ellos puede resultar muy difícil de entender y al mismo tiempo demasiado oscura y triste.

Conclusión: Un 10. Es perfecta a todos los niveles, una vez vista desde los ojos de un adulto.