Pionera, salvaje, atrevida, atractiva, sencilla, intrigante, inquietante, dinámica y genuina producción de aventuras con las dosis de suspense y terror necesarias para despertar y mantener el interés del público en la historia de unos náufragos que terminan apareciendo en la isla de un misterioso millonario, del que pronto descubrirán sus afición por un novedoso estilo de caza.
El malvado Zaroff consigue contar y desarrollar una historia interesante y entretenida, ofreciendo buenas dosis de suspense y acción, en una película de corta duración de la que disfrutar en todo momento.
Es una muestra de buen cine clásico de calidad y pionero que sentó las bases de lo que más tarde muchos creadores imitarían.
Muestra rotunda de que el cine clásico puede seguir funcionando en la actualidad.