Parecía distinta al principio. No se suelen prodigar demasiado las películas sobre agentes deportivos y más al estilo del "Cuento de Navidad" de Dickens. Pero Tom Cruise, por más que quiera engañarnos como un joven Mr. Scrooge al que su conciencia le hace tener sentimientos una noche, está muy sobreactuado. Y no digamos ya nada de Cuba Gooding, con esos gritos histéricos sin sentido en su primera aparición.
Lo dicho, apostó y perdió.