A mí me ha gustado, pese a las demás críticas. Es más, sin asustar excesivamente, yo diría que cumple con creces. Estamos ante un thriller de temática sobrenatural con un guión bastante sólido - a excepción de lo que cuento en spoiler - y unos personajes bien definidos: La bondadosa Kim Basinger (la cual vuelve a demostrar que no es mala actriz sin desnudarse), el maquiavélico Rufus Sewell (que a este paso va a quedar encasillado como villano en todas las que hace) y una niñera aún más perversa que da mal rollo.
Cierto es que el director podría haber profundizado más en el tema de las sectas satánicas. No obstante, no hay que olvidar que estamos ante una película que busca más entretener que aportar conocimientos sobre las sociedades ocultistas. Aun así, deja clara la influencia y el poder económico que caracterizan a estas organizaciones.
En cuanto al argumento Eric Stark se convierte en una especie de Herodes (de ahí el título a mi crítica), ya que teme que un recién nacido marcado de nuevo por la estrella divina pueda destronar a su adorado Satán. Sin embargo, pretende ir un paso más allá que el rey de los judíos: Cuando encuentre al bebé elegido, lo utilizará para guiarlo hasta sus fines y dominarlo de este modo. Una estrategia que queda muy bien plasmada al enfrentar a una niña totalmente indefensa e inocente a un dilema moral demasiado difícil para su edad.