A pesar de que me gustan extraordinariamente las películas finales de David Lean, no me gustan en absoluto las primeras.
Me parece absoluta y totalmente inapropiado el uso del color que hace que nos obsesionemos con el papel pintado de esa claustrofóbica casa familiar. ¿Qué quiere decir ese tutti frutti coloril en ese argumento? Ya le volvió a pasar a Lean con "Un espíritu burlón". En una colaboración también desafortunada con Noël Coward.
Esas ganas de Lean de probar en color donde sea, aunque no le pegue y de colocar a actores de edades inapropiadas en personajes inapropiados, sólo porque le viene en gana, no para mejorar el filme es algo que pasa factura.
La pieza de Noël Coward es demasiado tópica y típica y teatral. Una siente que los personajes, sobretodo a los femeninos, les falta el más mínimo aire para respirar tan encorsetados en frases y situaciones manoseadas ad nauseam.
Sin duda hay algunos momentos de dirección y cámara en los que notamos la presencia de Lean, pero es tan poco que no compensa.