Excelente combinación de espionaje, periodismo, drama romántico irregular, política, investigación y trabajo en equipo desde el sector de la información durante los años 50, la época dorada americana de la televisión y el cine.

Bel, la productora se moverá entre dos aguas al escuchar al encantador Héctor, su presentador estrella y a su ayudante rarito enamorado, Freddie.

Los conflictos son narrados desde un punto de vista puramente periodístico, nada se deja en el tintero, todo se aprovecha, cada pista, cada colaboración, y no solo para atar cabos sobre los distintos casos según la noticia como hace Freddie, sino para resolverlos realmente.

De hecho el detonante será la Revolución Húngara y la Guerra del Sinaí.

Las conspiraciones vienen de la mano de Ben Whishaw en la que para mí es su mejor intepretación (sí, mejor que su maloliente Grenouille, lo siento Tykwer), pero el romance vendrá de la mano de Romola Garai, quien nadie se cree ni en sueños que tiene 28 años en este papel aunque de hecho los tenía pues siempre ha tenido esta actriz un conflicto de elecciones de papeles y de vestuario incluso más contemporáneo que la han hecho parecer mayor en multitud de películas, pero que realmente sabe lo que hace cuando se debe debatir entre dos hombres aunque sea con un guión un tanto lamentable en el drama aquí.

El tercero en discordia será Dominic West, el mujeriego presentador, quien enamora a Bel para disgusto de Freddie, quien no sé si se consolará con los crucigramas.

El talón de Aquiles será el tratamiento de las dosis románticas, mal repartidas y patéticas en su mayoría, no están a la altura del espionaje y el periodismo derivado tratado.

Está muy bien contada, todas las tramas, no el drama, pero todo su misterio igualando unos eventos con otros ennoblecen el género del espionaje.