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Spain Spain · Salamanca
Polikarpov rating:
3
Drama In the harsh years of post-war rural Catalonia, Andreu, a youngster relegated to the losers’ side, comes across the bodies of a man and his son in the woods. When the authorities want to pin the blame on his father, the boy decides to try and help him, setting out to find out who killed them. The experience teaches Andreu moral awareness in a world of adults nourished by lies. To survive, he betrays his own roots, eventually finding the monster deep inside himself. [+]
Language of the review:
  • es
October 17, 2010
40 of 77 users found this review helpful
Aburrido dramón, ambientado en la miseria de la postguerra civil (sí, otro más, por si hubiera pocos) visto, en su mayor parte, desde la perspectiva de un chaval algo soso (Francesc Colomer).

Al pobre muchacho, además de entre la susodicha miseria, le toca chapotear en un puré de mentiras, traiciones, odios, egoísmos y otras lindezas de esas que tanto nos gusta parir a los adultos para defender nuestra posición (o medrar a otra) en esta sociedad de mierda, dependiendo de las circunstancias de cada momento.

Vamos, que como la vida misma.

Por si fuera poco, los nenes y nenas de más o menos su edad, no andan nada finos en lo referente a inocencia: está el garrulo “mu” bruto (ese no molesta mucho), la viborilla de lengua reaccionaria (que larga que no veas), la prima (Marina Comas), locuela en plan duro y el más “normal”, enfermo de tuberculosis (creo), que quiere ser pájaro.

En fin, que es una lástima que Villaronga, que sabe hablar con la cámara (véase la secuencia –lo mejor de la película- en la casa de los ricos, en la que no aparece ningún personaje y sólo se oye el tictac del reloj), haga esta cosa coral, empeñado en “analizar” a todo este elenco de personajes arquetípicos y monótonos por haber sido ya tantas veces vistos en sus distintas variantes.

Por otra parte, algunos textos son recitados de manera tan rutinaria que le quitan toda credibilidad al personaje, transformándolo en algo artificial (esa abuela no existe y menos en aquella época y lo que larga la viborilla reaccionaria a que me refería antes, no corresponde a una niña de su edad, saca al espectador de la película y le enseña a una empolloncina que se ha aprendido muy bien un rollo para soltarlo de carrerilla).

En resumen: mejor darse un paseo por ahí. Por lo menos, tomas el fresco.
Polikarpov
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