Thriller con estructura de flashback, que cuenta la historia de la caza de un nazi por un grupo del Mossad (inteligencia israelí) durante un período de 30 años.

Aunque la base argumental suene a tópico, el director hace un buen trabajo recuperando ese ambiente sombrío (y por momentos, sórdido) que suele caracterizar las historias de espionaje (aunque ésta no sea una película de “espías” propiamente dicha) desarrolladas tras del “telón de acero”.

Pero Madden no se queda ahí. Sabe que el cine es, ante todo, espectáculo y se toma en serio su trabajo, convirtiendo dos historias separadas por el tiempo en una (que es lo que verdaderamente es), sin caer en lo que, en otras manos, hubiera dado lugar a puro teatro de conversaciones interminables y actividades confusas (que es a lo que suelen prestarse las historias de ésta índole), e impregna la historia de un inteligente dinamismo, sin hacerle ascos a una violencia (que aparece cuando tiene que aparecer) un tanto personalizada en su concepción argumental, conservando deliciosos toques de patetismo y truculencia (véase la secuencia entre Jesper Christensen y Helen Mirren en el hospital ucraniano).

En resumen: recomendable.

Ya sé que es una simpleza, pero no puedo evitar decir que hay que ver cómo pasa el tiempo (cuidado con mirarse al espejo por las mañanas). La extraordinaria (y durante mucho tiempo atractiva) Helen Mirren, una de las últimas damas con glamour cinematográfico, es ya una anciana.

Pero no nos alarmemos demasiado; sigue conservando su característico porte aristocrático y aún tiene la suficiente energía para seguir siendo una actriz como la copa de un pino.