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Don Simón rating:
9
7.3
7,792
Drama
This movie portrays the drug scene in Berlin in the 70s, following tape recordings of Christiane F. 14 years old Christiane lives with her mother and little sister in a typical multi-storey apartment building in Berlin. She's fascinated by the 'Sound', a new disco with most modern equipment. Although she's legally too young, she asks a friend to take her. There she meets Detlef, who's in a clique where everybody's on drugs. Step by step ... [+]
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- es
October 31, 2011
13 of 16 users found this review helpful
La historia de la música pop-rock está muy eclipsada por el pesado de Jim Morrison, la gritona de Janis Joplin o el matracas de Jimi Hendrix. No es que no merezcan un lugar privilegiado en la memoria, al contrario, pero por desgracia está muy extendido que sólo ellos son los dioses y su legado la 'verdad' cuando la música popular del siglo XX es más ancha que Castilla.
El rock alemán, por ejemplo, es poco conocido. Ahora está un poco de moda el Kraut, pero superficialmente. En recopilaciones. Sin embargo, en este país se escribieron páginas gloriosas de la música y se levantó todo un género. Mientras el estadounidense se rebelaba contra la moral de sus padres, su mojigatería, consumismo, su patriotismo y su confortable hogar lleno de electrodomésticos, hipocresía y chucherías; en Alemania, los padres de esta generación habían estado pasando ucranianos a cuchillo los más conteniditos. La explosión identitaria y cultural de los jóvenes alemanes de los 60 fue mucho más rupturista, visceral, sin reglas. Los americanos y los ingleses desarrollaban el blues, los alemanes del blues querían crear un género nuevo.
Un señor llamado David Bowie decidió un buen día trasladarse a Alemania a mamar las mil y una ramificaciones de esta explosión musical. Se fue con Brian Eno al que luego se uniría el guitarrista Robert Fripp para crear 'Heroes', el segundo disco de su trilogía berlinesa. Este álbum es uno de esos LP perfectos. Y la que da título al disco, 'Heroes', es su mejor canción. Es muy buena, redios. Es única e irrepetible.
Pues 'Yo, Christiane F' es en parte el videoclip de esta canción. El sonido del rock alemán depuradito y procesadito por tres genios ingleses, para un carrusel de imágenes del Berlín de la segunda mitad de los setenta. Una ciudad gris, sucia y putrefacta. El Berlín Occidental, además de estar repleto de insumisos y artistas, era un paraiso de la droga y la prostitución de toda clase.
Bowie ya le había cantado a una joven prostituta berlinesa en su disco 'Berlín'. Era de ley que, residiendo en la capital alemana, no musicase la adaptación del escalofriante libro 'Yo, Christiane F', el relato autobiográfico de una niña heroinómana y prostituta.
Uli Edel lo que hace es no estorbar. Tiene la historia, tiene la música, él pone las imágenes. Al principio, altamente embriagadoras (vienen los spoilers)
El rock alemán, por ejemplo, es poco conocido. Ahora está un poco de moda el Kraut, pero superficialmente. En recopilaciones. Sin embargo, en este país se escribieron páginas gloriosas de la música y se levantó todo un género. Mientras el estadounidense se rebelaba contra la moral de sus padres, su mojigatería, consumismo, su patriotismo y su confortable hogar lleno de electrodomésticos, hipocresía y chucherías; en Alemania, los padres de esta generación habían estado pasando ucranianos a cuchillo los más conteniditos. La explosión identitaria y cultural de los jóvenes alemanes de los 60 fue mucho más rupturista, visceral, sin reglas. Los americanos y los ingleses desarrollaban el blues, los alemanes del blues querían crear un género nuevo.
Un señor llamado David Bowie decidió un buen día trasladarse a Alemania a mamar las mil y una ramificaciones de esta explosión musical. Se fue con Brian Eno al que luego se uniría el guitarrista Robert Fripp para crear 'Heroes', el segundo disco de su trilogía berlinesa. Este álbum es uno de esos LP perfectos. Y la que da título al disco, 'Heroes', es su mejor canción. Es muy buena, redios. Es única e irrepetible.
Pues 'Yo, Christiane F' es en parte el videoclip de esta canción. El sonido del rock alemán depuradito y procesadito por tres genios ingleses, para un carrusel de imágenes del Berlín de la segunda mitad de los setenta. Una ciudad gris, sucia y putrefacta. El Berlín Occidental, además de estar repleto de insumisos y artistas, era un paraiso de la droga y la prostitución de toda clase.
Bowie ya le había cantado a una joven prostituta berlinesa en su disco 'Berlín'. Era de ley que, residiendo en la capital alemana, no musicase la adaptación del escalofriante libro 'Yo, Christiane F', el relato autobiográfico de una niña heroinómana y prostituta.
Uli Edel lo que hace es no estorbar. Tiene la historia, tiene la música, él pone las imágenes. Al principio, altamente embriagadoras (vienen los spoilers)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
... como esa escapada a la azotea de un edificio con un neón gigante de Mercedes. Esos viajes en metro, esos trenes elevados y sobre todo esos túneles por la noche. La sensación de plenitud y el embrujo que producen las drogas duras la primera vez queda perfectamente plasmado. Esa cosa tan dulce. Como decía cierto guitarrista español: la primera vez que me metí un pico, mi barrio, que era una mierda, me pareció desde las afueras la cosa más bonita del mundo.
Pero luego, ay amigo, viene la cuesta abajo. Un descenso a los infiernos donde caben los relatos más tenebrosos, con amputaciones de miembros incuidas y lo que se te ocurra. En este tramo, Uli mantiene el pulso muy correctamente. Los personajes no pierden una necesaria dosis de hieratismo con los que dejan el protagonismo a la propia historia.
No es un relato moralista ni un aviso a navegantes. Es sólo una ciudad, un tiempo y unas aventuras protagonizadas por héroes de los falibles.
Natja Brunckhorst y Thomas Haustein están eternos. Ella alcanzó aquí la cima de su carrera, en su debut, y de él nunca más se supo.
Pero luego, ay amigo, viene la cuesta abajo. Un descenso a los infiernos donde caben los relatos más tenebrosos, con amputaciones de miembros incuidas y lo que se te ocurra. En este tramo, Uli mantiene el pulso muy correctamente. Los personajes no pierden una necesaria dosis de hieratismo con los que dejan el protagonismo a la propia historia.
No es un relato moralista ni un aviso a navegantes. Es sólo una ciudad, un tiempo y unas aventuras protagonizadas por héroes de los falibles.
Natja Brunckhorst y Thomas Haustein están eternos. Ella alcanzó aquí la cima de su carrera, en su debut, y de él nunca más se supo.