Mira que la idea pintaba bien, una comedia sobre un árbitro de la liga española. Podría haber sido una película muy interesante, original y graciosa, pero en lugar de eso se queda en una cinta aburrida, simplona y sin absolutamente nada de gracia. Hablando claro, se queda en una bobada que no merece la pena ver.

En lugar de centrarse en los propios problemas derivados de su profesión se orienta hacia unos enredos amorosos, que no interesan a nadie, y hacia chistes ridículos que hacen de todo menos gracia (los apellidos del protagonista, las escenas del asistente fiestero…).

Lo que más jode es que un guionista de este país, en el que tanto se sigue el fútbol, no tendría que pensar mucho para poder hacer una buena comedia sobre un árbitro. Pero bueno, se optó por meter una historia de “cuernos” y una relación amorosa que eso sí, es candidata a ser la más insulsa y sin sentido de la historia del cine español.