El director italiano Massimiliano Bruno, también coguionista, nos presenta su quinto largometraje, siempre en todos sus trabajos ha estado ligado a la comedia.

La historia a priori es muy simple, establece un conflicto entre dos profesores de instituto, uno de ellos adicto al móvil, a las redes sociales y a internet como herramienta para la educación y el otro es un profesor chafado a la antigua y que odia todo lo que tiene que ver con las nuevas tecnologías. Durante unas semanas deberán intercambiar sus vidas para ver quien se desenvuelve mejor en la dinámica del otro.

Aunque la cinta tiene en todo momento situaciones cómicas, el director ha intentado meter una parte dramática, tratando el conflicto familiar y amoroso. En todo momento su objetivo es simpatizar con el espectador, en muchas situaciones los actores miran a cámara y pregunta al propio espectador como actuarían ellos mismos.

Marco Giallini y Alessandro Gassman son los dos protagonistas, dos actores con características similares para desencadenar la comicidad en clave neurótica, mediante continuos golpes de efecto y verborrea abundante.

Otra vez volvemos a ver que la comedia italiana está en muy buen estado de forma y aunque tiene partes del guion que son mejorables, te hace pasar un rato agradable, que hoy en día es complicado la verdad.

Para mí esta frase define muy bien el conjunto de la película.: Lo que empezaba como una comedia de enredos totalmente convencional, se convierte, así, en una película capaz de emocionar.

Lo mejor: La pareja de actores protagonista.
Lo peor: Muchos puntos del guion son mejorables.