Nos llega de forma casi inusual a las carteleras un documental muy interesante, aunque apenas tenga copias y no se estrena más que en Madrid y Barcelona, el nuevo trabajo del francés Clément Cogitore merece mucho la pena ser visto. Debuto hace unos años con su opera prima “Ni le ciel, ni la terre” un drama sobre la guerra de Afganistán. Braguino obtuvo el Premio Zabaltegui Tabakalera en la última edición del Festival de Cine de San Sebastián.

La historia es un breve, pero necesario, documental que no dura más de 50 minutos, en la parte más escondida de Siberia, aquella que solo se puede acceder mediante helicóptero, viven dos familias completamente aisladas y sobre todo lo más curioso enfrentadas por las tierras de sus antepasados.

Están divididas por el curso de un río, y curiosamente en el centro se forma una pequeña isla, donde los niños de ambas familias juegan y se olvidan momentáneamente de los problemas.

Es un documental muy bien dirigido, con imágenes muy duras, es hipnótico y angustioso en muchos tramos. Destaca por la maravillosa fotografía y la constante mezcla de sonidos que utiliza el director.

De cara al espectador es una bonita experiencia visual, que no dejará indiferente a nadie, permite descubrir como todavía en la actualidad existen personas que viven completamente al margen de la sociedad.

Lo mejor: La calidad de sus imágenes.
Lo peor: Va de más a menos.

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