Galder Gaztelu-Urrutia consigue, en su primera película, llevarse 3 nominaciones a los Goya. Mejor director novel, mejor guión original y mejores efectos especiales (que ganó). Un más que brillante comienzo para el director, quien ha hecho todo un peliculón y nos mete de lleno en su propuesta distópica. Se trata de un hoyo inmenso, de no se sabe cuántas plantas, y en cada una de ellas viven dos personas. Desde arriba se baja una inmensa mesa atiborrada de comida que, conforme baja los pisos, va decreciendo. Como imaginaréis, los pisos de abajo no tendrán nada que llevarse a la boca, y han de pasar un mes hasta que cambian de piso de nuevo. Hay que remarcar el gran trabajo de los actores que aparecen, desde luego.

Un hombre (Iván Massagué), despierta en uno de esos pisos, y el tutorial se lo imparte un anciano compañero (Zorion Eguileor), quien le enseñará lo básico para sobrevivir... y también lo oscuro del ser humano. También convivirá con una mujer (Antonia San Juán) que trata de hacer las cosas bien, de repartir, etc., pero es para darse cabezazos contra la pared, puesto que el hambre impera y la humanidad se despedaza ante la comida. Por último, también con un hombre agresivo (Emilio Buale), con quien batallará para hacer entender a los del hoyo qué es lo realmente importante. Cuando se está arriba se piensa demasiado, pero cuando se está abajo la supervivencia es lo que hace que nos movamos.

En definitiva, EL HOYO es una película muy original, con mucho contenido gore e impactante, a veces extrema y con un comienzo fulgurante. Hace pensar y reflexionar mucho sobre el tipo de sociedad en el que vivimos. En estos tiempos que corren, somo personas que acumulan riqueza y reparten las sobras o, por el contrario, esperamos los restos que los de arriba nos echan. Aún así, por muy difícil que todo sea, siempre hay esperanza. Vale la pena verla, pues es una de las mejores películas españolas del año. No os la perdáis.