A nivel de dirección, de tomas y de efectos especiales, la segunda película de la trilogía es - en mi opinión- superior a la primera. Es que tenía que empezar mi crítica con algo positivo porque, de otra forma, tendría que escribir sólo comentarios negativos. Si porque el segundo capítulo de Los juegos del Hambre no aportan nada nuevo. Dado el éxito (?) de la primera, se quiso hacer una segunda igual con las mismísimas ideas. No hay novedades, se organizan los juegos otra vez más y participan los protagonistas de la otra película. La excusa es que es el vigésimo quinto aniversario de los juegos, así la protagonista puede ser protagonista otra vez. Los malos son malos, algunos hasta se liman los dientes para parecer más malos. Todos son arrogantes, pero nadie tiene ni una pizca de personalidad. De hecho creo que los malos de los juegos ni hablen. La película ahora se centra más que nada en la rebelión, en los distritos hechos por un puñado de humiles y pobres trabajadores que, gracias a la valentía de la protagonista, se rebelan a un imperio diez mil veces más grande. Creíble. El imperio es malo, el emperador sin escrúpulos quiere a la protagonista muerta. La ciudad y las banderas del imperio parecen de nazi, para que quede claro quiénes son los malos, pero para que quede más claro aún, a veces se cargan al más inocente de todos de forma gratuita. Un viejo con cara de iluminado por ejemplo. No se hacen escrúpulos esos malotes!
Pero la mega chorrada la guardan para el final, (esta frase la sigo en "spoiler)...

la película acaba dejando espacio a una tercera, que me ahorraré.
Conclusión. Una versión de Rambo en femenino cuya ausencia de expresión es lo único que tiene en común con el personaje hasta complejo interpretado por Stallone en una historia que tiene acción y amor juvenil. Una historia sin lógica que tiene fallos por todas partes y que ni siquiera logra generar tensión.